Wall Street: de avaricia extrema a miedo extremo

El índice Fear and Greed (Miedo y Avaricia) que elabora la CNN vuelve a dar una lectura de “miedo extremo“, como puede verse en el gráfico siguiente. Hace un mes el índice estaba en zona neutral.

Fuente: cnn.com

Hace solo tres meses, el índice daba una lectura de “avaricia extrema“. Ver Avaricia extrema en Wall Street (entrada del 29 de noviembre de 2019).

Concretamente, el 27 de noviembre de 2019, el S&P 500 de la bolsa estadounidense estaba a 3.153,63 puntos, tras haber recuperado un 15% respecto al mes de junio. Hasta el 19 de febrero de 2020 se revalorizó un 7,4% adicional, hasta los 3.386,15 puntos. Sin embargo, en estos momentos (27 de febrero) cotiza a cerca de 3.000 puntos, lo que supone una corrección del 11%.

El índice Miedo y Avaricia puede variar entre 0 (miedo máximo) y 100 (máxima avaricia) y suele alcanzar valores extremos cada año. Las lecturas altas a menudo anticipan una corrección y las lecturas muy bajas, una recuperación. Para una explicación más detallada, ver la página Indice Miedo y Avaricia.

 

 

 

«Avaricia extrema» en Wall Street

El índice Fear and Greed (Miedo y Avaricia) que elabora la CNN dio una lectura de «avaricia extrema» en octubre de 2019 por vez primera en el año. En el pasado, esta lectura con frecuencia ha anticipado una corrección.

La semana pasada el sentimiento del mercado se moderó a “avaricia“ pero recientemente ha vuelto a entrar en terreno de “avaricia extrema“. El 27 de noviembre dicho índice alcanzó un valor de 79 sobre 100. Ese día el S&P 500 cerró a 3.153,63 puntos, una revalorización de justo el 15% desde el mínimo relativo del 3 de junio.

Fuente: money.cnn.com

El índice Miedo y Avaricia, que puede variar entre 0 y 100, suele alcanzar valores extremos cada año. El gráfico siguiente muestra la evolución en los últimos tres años.

En la página Indice Miedo y Avaricia explico cómo se elabora y el modo de interpretarlo.

Fuente: money.cnn.com

 

Temores de recesión en EEUU: ¿señal de venta?

Se está hablando mucho estos días de un signo que se considera un predictor fiable de la proximidad de una recesión en Estados Unidos: la inversión de la curva de tipos de interés.

Normalmente, los bonos a largo plazo dan un interés mayor que los títulos de deuda a corto plazo porque los primeros conllevan un riesgo más alto debido al efecto de un posible aumento de la inflación sobre las rentas futuras. Sin embargo, en ocasiones los títulos a largo plazo dan un rendimiento inferior a los de corto plazo, una circunstancia que puede considerarse poco lógica, ya que en este caso los títulos de menor riesgo dan un rendimiento mayor. Un título a corto plazo se considera menos arriesgado porque si aumenta la inflación puedes ir comprando nuevos títulos con un tipo de interés que lleve incorporado expectativas de inflación más altas.

Para entender este fenómeno hay que recordar que los bonos suben de precio cuando aumenta la demanda por los mismos y que cuando eso ocurre su rendimiento baja. Por ejemplo, si compro un título a un año a un precio de 1.000 € con una renta de 30 €, el rendimiento será del 3%. Si en el mercado hubiera de pronto más demanda que oferta de este tipo de deuda (por ejemplo ante una caída de la bolsa), el precio de mi título podría subir a 1.050 €. En tal caso, su rendimiento bajaría al 2,85% (30 dividido por 1.050). En un título a largo plazo la relación entre rendimiento y precio es más compleja debido a que el rendimiento es el tipo de descuento de un flujo de pagos futuros, pero la idea es similar.

Un aumento de la demanda de bonos a largo plazo puede significar que los inversores evitan el riesgo porque los indicadores económicos señalan una caída de la actividad económica, los beneficios empresariales se estancan, el contexto internacional es incierto, etc.. Por otro lado, la expectativa de una recesión favorece a los bonos a largo plazo por partida doble. Por un lado, una recesión suele ir asociada a una menor inflación (por la caída de la demanda), lo que reduce el riesgo de erosión monetaria en los bonos a más largo plazo. Por otro lado, hace prever más caídas del interés porque las empresas demandarán menos crédito y porque el banco central intentará estimular la economía con reducciones de tipos.

La inversión de la curva de tipos de interés es un acontecimiento tan señalado que tiene fecha: el día 22 de marzo de 2019. Ese día, el tipo de interés a tres meses en Estados Unidos fue del 2,45%, mientras que los bonos del Tesoro americano a 10 años daban el 2,42% anual.

Desde el punto de vista del inversor en bolsa, recesión significa retroceso de los beneficios empresariales, de forma que cualquier cosa que la anticipe puede actuar como incentivo a vender. Sin embargo, diversos estudios indican que tal vez sea precipitado hacerlo.

Un artículo reciente publicado en la página web de la CNBC, Stocks typically outperform for a long time even when the bond market is flashing recession signal (Las acciones suelen hacerlo bien durante largo tiempo cuando el mercado de bonos emite señales de alarma) ofrece una perspectiva histórica del fenómeno.

El cuadro siguiente, elaborado por la firma Bespoke Investment Group, recoge la evolución del índice S&P 500 en diversos plazos (un mes, tres meses, seis meses y un año) desde el día en que tuvo lugar la inversión de la curva de los tipos de interés, desde el año 1966. Vemos que en los dos primeros ciclos, los de 1966 y 1973, efectivamente la bolsa había bajado (y de forma considerable) un año después. Sin embargo, en los últimos cuatro (iniciados en 1978, 1989, 1998 y 2006) ha sucedido lo contrario: el índice S&P 500 se había revalorizado de forma significativa un año después.

En el artículo mencionado, otra firma de inversión, Cannacord Genuity, destaca el hecho de que la recesión puede tardar dos años o más en llegar después de la señal dada por la inversión de la curva, de forma que se trata de una mala señal, sí, pero con un retardo notable.

En el cuadro siguiente he comparado la fecha de cada inversión de la curva de tipos de interés con el mes de inicio de la subsiguiente recesión. Vemos que salvo en 1973, efectivamente el retardo fue de más de un año. Lo que sí es cierto es que después del inicio de cada recesión, la caída del S&P 500 ha sido considerable.

 

El patrón histórico que hace prever subidas en la bolsa de Estados Unidos en 2019

Un artículo de la CNBC hace referencia a un curioso patrón histórico según el cual la bolsa de Estados Unidos ha registrado subidas un año después de todas las elecciones legislativas de noviembre desde 1946. Ver After comeback, the stock market is aligned with a historical pattern with perfect track record.

Desde 1946 ha habido 18 elecciones legislativas en Estados Unidos, que se celebran cada cuatro años en el mes de noviembre, dos años después de las presidenciales. En el cuadro siguiente, obtenido de la página web de la CNBC, se indica la fecha de cada elección, el presidente que entonces ocupaba el cargo, el partido mayoritario en el senado y en el congreso y finalmente la revalorización del índice S&P 500 un año después. Se aprecia que en todos los años esta fue positiva, aunque ha variado entre el 0,1% de 1946 y el 33,2% de 1954. Sin embargo, en las tres últimas ocasiones (2006, 2010 y 2014) la ganancia ha sido más bien modesta (entre un 3,7% y un 6,7%).

Los datos han sido recopilados por la firma LPL Financial Research.

Hay que tener en cuenta que en inglés el formato numérico de la fecha empieza con el mes.

Según declaraciones a la CNBC de Andrew Slimmon, gestor de Morgan Stanley Investment Management, el tercer año del ciclo presidencial suele ser positivo porque el presidente procura que la economía parezca en buena forma con el objetivo de conseguir la reelección.

El 6 de noviembre de 2018, día de las últimas elecciones legislativas, el S&P 500 cerró a 2.755,45 puntos. El 24 de diciembre había retrocedido a 2.351,1 puntos, casi un 15%. Desde entonces la recuperación ha sido notable, con una revalorización del 20% hasta el 15 de marzo de 2018, hasta los 2.822,46 puntos, pero este nivel solo estaba un 2,4% por encima del nivel del 6 de noviembre de 2018, lo que según LPL Financial Research dejaría margen para nuevas subidas.

Previsiones Bolsa de Nueva York

Indice Miedo y Avaricia

 

 

Los analistas, unánimes en sus previsiones sobre la bolsa de Nueva York para 2019

Los analistas más influyentes de Wall Street coinciden en dos cosas: lo peor está por venir y lo veremos en el primer trimestre o semestre de 2019, pero la bolsa cerrará el año con subidas. Sin embargo, no demos por sentado que va a ser así. Recordemos que en 2007 la mayoría también era positivo para 2008.

Los factores que más van a pesar a corto plazo son la política monetaria de la Reserva Federal, que los mercados juzgan como inadecuada, las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, así como las disputas en materia de propiedad intelectual que mantienen ambos países, la inestabilidad del gobierno de Estados Unidos tras los últimos ceses y dimisiones y un posible proceso de destitución del presidente.

John Harwood, de la CNBC, asegura que la actitud de Trump ya representa un problema fundamental para la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos y lo será todavía más en los próximos meses. Los efectos positivos del recorte fiscal del inicio del mandato presidencial, que aumentó los beneficios empresariales e incrementó el gasto, dejarán de notarse a partir de 2019. El gobierno de los Estados Unidos declaró un cierre parcial desde el día 21 de diciembre. Cientos de miles de funcionarios cobrarán con retraso, trabajarán sin cobrar o serán enviados a sus casas con permisos no remunerados, con las consecuencias que ello puede tener sobre la solvencia de quienes hayan solicitado créditos y préstamos bancarios. Trump ha dicho que el cierre “puede durar mucho tiempo“: el que se tarde en aprobar el presupuesto de 5.000 millones de dólares que exige para levantar un muro entre México y Estados Unidos. Con la nueva mayoría demócrata que tomará el control del Congreso a partir de enero, Trump podría ser objeto de diversas investigaciones por supuestos delitos relacionados con sus negocios privados, su fundación, su campaña electoral e incluso sus acciones como presidente.

Sin embargo, los analistas consideran que a medio plazo el foco se situará más sobre los resultados empresariales, que anticipan positivos, incluso a pesar de que se esperan dos nuevos incrementos de los tipos de interés de la Reserva Federal y que continúen las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Un informe de Bank of America Merrill Lynch señala que los factores negativos que actualmente atenazan los mercados no dejan ver los positivos: una tasa de ahorro relativamente elvada, un destacable superávit financiero del sector privado, aumentos de los salarios reales y caída del precio del petróleo.

El periodista financiero de la CNBC Carl Quintanilla publicó el 22 de diciembre un tweet en el que se hace eco de las previsiones para 2019 de los principales analistas de Wall Street para el índice S&P 500 en 2019. Dice lo siguiente: “Número de principales estrategas de Wall Street que piensan que el S&P caerá el próximo año: Cero.“

Carl Quintanilla calcula el valor medio del S&P 500 previsto por estos analistas para el cierre de 2019 y obtiene un resultado de 3.052 puntos. El analista más cauto (Mike Wilson, de Morgan Stanley) prevé 2.750 puntos y el más optimista (Jonathan Golub, de Credit Suisse) pronostica 3.350 puntos. El S&P 500 cerró a 2.351,1 puntos el 24 de diciembre de 2018.

El periodista calcula que el beneficio por acción medio estimado es de 173,05 dólares para 2019. Dado un nivel medio previsto del S&P 500 de 3.052 puntos, el PER resultante es de 17,6 veces. Se trata de un PER más bien moderado para lo que ha sido habitual en los últimos años en la bolsa de Nueva York.

La cuestión es si realmente en el primer semestre se logrará despejar las presentes incertidumbres. Un acuerdo comercial con China que sea considerado satisfactorio por los mercados es visto como poco probable, dado lo alejadas que están las posiciones de ambos países. Un eventual proceso de destitución del presidente puede ser largo y penoso.

Las expectativas actuales recuerdan a las que había a finales de 2007. Los analistas se mostraban inquietos acerca de la economía pero la mayoría esperaba una bolsa positiva. La entonces jefa de estrategia de Goldman Sachs, Abbey Joseph Cohen, que predijo el crac de 1987, creía que el S&P subiría un 14% en 2008, mientras que finalmente el índice cayó un 38%. También esperaba una primera mitad del año negativa, debido a la caída de los precios inmobiliarios y a la inestabilidad del mercado de hipotecas subprime, y una mejoría a partir del segundo semestre.

Como puede verse en la página Previsiones de la Bolsa de Nueva York, el consenso de los analistas sobre el S&P 500 a un año vista suele acercarse bastante al valor efectivo pero en ocasiones el error puede ser monumental, como en el citado año 2008.

 

 

Las mejores estrategias en la bolsa de Nueva York: quinta monografía Invesgrama

La bolsa de Nueva York es un mercado muy diversificado y que ofrece un gran número de opciones. La quinta Monografía Invesgrama (La bolsa de Nueva York: las mejores estrategias y los fondos que las aplican) repasa cuál ha sido la rentabilidad histórica de este mercado (60 años en el caso del Dow Jones Industrial) y analiza diversas estrategias a través de los índices Wilshire, Russell, MSCI, S&P y Dow Jones, algunos de los cuales cuentan ya con series extensas de datos.

La obra contesta cuestiones como las siguientes:

* ¿Qué empresas son más rentables según su tamaño: las megacorporaciones, las grandes compañías, las medianas, las pequeñas o las microempresas?

* ¿Qué criterio de selección es más eficaz: el que se basa en el crecimiento o el que se basa en el valor? ¿Hasta qué punto evitar las “trampas de valor“ mejora los resultados?

* ¿Cambian las conclusiones si aplicamos filtros de crecimiento y de valor a las empresas según su tamaño? Por ejemplo, ¿son más rentables las grandes empresas infravaloradas que las pequeñas compañías de crecimiento?

* ¿Vale la pena comprar valores con alto rendimiento por dividendo? Si aplicamos determinados filtros de calidad para evitar las “trampas de los dividendos“ o si nos concentramos en las empresas con un aumento sostenido de sus dividendos, ¿mejoran los resultados?

Se podrá comprobar qué nos aporta invertir en calidad, en términos de rentabilidad y riesgo. También se analizan índices que miden el comportamiento de acciones de baja volatilidad y de acciones en tendencia alcista. A partir de aquí podremos averiguar si concentrarse en acciones de bajo riesgo relativo implica una pérdida destacable de rentabilidad y si seleccionar acciones alcistas implica tener que asumir un mayor riesgo.

Gracias a los fondos armonizados europeos, hoy podemos invertir cómodamente en renta variable estadounidense con diversas ventajas que hace unos años no estaban disponibles: sin gastos de cambio de divisa, sin tributar por plusvalías, evitando la doble imposición de los dividendos, con bajas comisiones y en el marco de una normativa exigente en la protección del inversor particular.

La monografía explica cómo comprar fondos cotizados en euros en el Dow Jones, el S&P 500, el Nasdaq, en pequeñas y medianas empresas y en las mejores estrategias.

Para consultas sobre esta monografía podéis contactarme en la dirección invesgrama@invesgrama.com

A continuación reproduzco el índice y las primeras páginas.


 

Bolsa americana 8 – Bolsa europea 3

Desde 2008, el año de la crisis financiera, la bolsa estadounidense se ha revalorizado más del doble que la de la zona euro, concretamente 2,5 veces más. El 24 de agosto de 2018, el índice más seguido de la zona euro todavía estaba un 22,1% por debajo de su valor de finales de 2007. El Dow Jones Industrials, en cambio, subía un 94,4%.

En estos últimos once años (2018 hasta el 24 de agosto), la bolsa americana lo ha hecho mejor que la europea en ocho años. En los siete años transcurridos desde 2013, la bolsa de la eurozona solo ha superado a la estadounidense en 2015.

Si incluimos dividendos, el Eurostoxx arroja un saldo positivo de un 1,80% anual entre diciembre de 2007 y el 24 de agosto de 2018. El Dow Jones presenta una rentabilidad del 9,27% anual en el mismo período.

La diferencia en términos acumulados es menor que si solo se consideran plusvalías, ya que el rendimiento por dividendo de la bolsa europea ha sido superior (4,12% de media anual vs. 2,83%).

A esto hay que añadirle la revalorización del dólar, pues el euro ha caído de 1,472 dólares al cierre de 2007 a los 1,16 dólares actuales. Esto implica una apreciación de la divisa americana de un 27%, un 2,25% anualizado. Por tanto, la rentabilidad en euros del índice Dow Jones Industrials ha sido del 11,52% anual en el período considerado, casi diez puntos anuales por encima del Eurostoxx.

Recientemente, analistas de JP Morgan señalaron que el desacoplamiento de los últimos doce meses de los mercados bursátiles mundiales respecto al estadounidense no tiene precedentes en la historia. Predicen que en lo que queda de año, o bien la bolsa americana caerá o bien las bolsas internacionales recuperarán parte del terreno perdido.

La cartera excesivamente concentrada de Warren Buffett

Warren Buffett, el inversor con el mejor registro de rentabilidad a largo plazo, dirige el conglomerado empresarial Berkshire Hathaway, formado por compañías no cotizadas en bolsa y por otras que sí cotizan.

La cartera de valores cotizados sorprende por su escasa diversificación. El 22,7% está concentrada en un solo valor, Apple. El 73,3% se halla dividido en solo seis compañías: además de Apple, los bancos Wells Fargo y Bank of America, la alimentaria Kraft Heinz, Coca-Cola y American Express.

La tabla siguiente recoge las principales posiciones y su valor de mercado el 30 de julio de 2018, elaborada a partir de información recopilada por la CNBC.

Aunque es conocido su poco interés por las tecnológicas, en pocos años Buffett ha llegado a amasar casi el 5% del capital de la empresa que fabrica el iPhone. Empezó a comprar acciones a mediados de 2016, cuando el precio rondaba los 100 $ (ahora están a cerca de 190 $).

El “mago de Omaha“ está considerado el mejor inversor de la historia debido a su largo historial, que data desde 1965, y a la consistencia de sus resultados. En 53 años, el valor contable de Berkshire Hathaway solo ha retrocedido (y como máximo un 10%) en 2001 y en 2008. A diferencia de otros ilustres inversores, no ha cometido grandes errores, como ha sido el caso de Carl Icahn. El “mejor inversor del mundo“ firma su cuarto año desastroso consecutivo.

El inversor declaró hace tiempo, según recoge el libro The Warren Buffett Way, publicado en 1994, que debía su éxito a solo un puñado de empresas, sin las cuales sus resultados habrían sido simplemente mediocres. De hecho, el resultado de Berkshire Hathaway fue inferior en 2,66 puntos anuales al del índice S&P 500 con dividendos entre 2009 y 2016. Lo que quizá le ha faltado en este período ha sido un gran acierto, como el que ha tenido recientemente con Apple. Pocos grandes aciertos y pocos grandes errores, esta parece ser la receta de su éxito, una idea que desarrollé extensamente en mi libro El inversor afortunado.

Normalmente, los fondos de inversión no tienen, ni suelen poder tener, carteras tan concentradas. La directiva UCITS de la Unión Europea impone un límite del 10% de la cartera en una posición y establece además que la suma de los valores que ponderan más del 5% no puede superar el 40% (es la regla conocida como 5/10/40). Los fondos indexados quedan exceptuados de estas condiciones ya que replican índices en los que algunos valores pueden ponderar más del 10%, como ocurre en el IBEX 35.

Un inversor debe evitar sobreponderar en exceso un solo valor. Hay que tener en cuenta que la cartera cotizada de Buffett es solo una parte dentro del grupo Berkshire Hathaway, que tiene una fuerte presencia en compañías de seguros y medios de comunicación, entre otras compañías, cuyas acciones no se negocian en los mercados. Un capital no muy elevado sí puede estar concentrado en cinco valores pero cada uno con el mismo peso.

 

La cartera que invierte como los gurús cumple 12 años

La cartera de valores Consensus Picks Portfolio está formada por los 25 valores más seleccionados por los mejores inversores de Estados Unidos. Fue creada por GuruFocus el 23 de mayo de 2006, una página web que hace un seguimiento de las carteras de los inversores estadounidenses que han logrado notoriedad por sus resultados, a los que se conoce popularmente como gurús.

Los gurús seleccionados deben gestionar más de mil millones de dólares, para dar mayor representatividad a la cartera, y hacer poca rotación de valores ya que la cartera solo se actualiza una vez al año.

La Consensus Picks Portfolio partió de un valor de referencia de 100,24 puntos el 23 de mayo de 2006, día en que el S&P 500, el índice de referencia, cerró a 1.256,57 puntos. No incluye dividendos.

En la tabla siguiente, obtenida de GuruFocus, se indica el valor de la cartera el 22 de mayo de 2018, 187,95 puntos. La línea correspondiente al S&P 500 no está actualizada pero este índice cerró a 2.724,44 puntos el 22 de mayo.

En la tabla siguiente he completado la información que falta en la anterior. Puede observarse que la cartera de los gurús se revalorizó un 87,5% en el período indicado (un 5,38% anual) mientras que el índice S&P 500 lo hizo un 116,82% (un 6,66% anual).

La diferencia a favor del S&P 500 se ha ampliado respecto al resultado de los diez primeros años, que publiqué el 21 de mayo de 2016. Entonces la cartera se había revalorizado un 60,62%, frente al 63,33% del S&P 500.

Reproduzco la conclusión de mi anterior artículo dedicado a este tema: “La búsqueda de la perfección nos hace caer en la Falacia del Nirvana, el argumento según el cual es posible encontrar una solución ideal a un problema o desafío. Hacer una selección de valores en base a un criterio que sea simplemente bueno, pero imperfecto, es preferible a hacer una cartera ideal.“

Existe un ETF vinculado a esta cartera desde el 5 de junio de 2012. En este caso sí se incluyen dividendos, por lo que la comparación debe hacerse con el S&P 500 Total Return. Desde el inicio hasta el 22 de mayo de 2018, la rentabilidad media ha sido del 14,01% anual para el ETF y del 15,70% anual para el índice de referencia. En este último caso deberíamos descontar las comisiones que tendría un ETF vinculado, que estarían en torno al 0,50%-1% anual.

 

El verdadero beneficio por acción y valor contable de Banco Santander a marzo de 2018

Beneficio por acción

El Banco Santander obtuvo un beneficio neto atribuido de 2.054 millones de euros en el primer trimestre de 2018, justo un 10% más que en el mismo período de 2017. El beneficio neto atribuido acumulado de marzo de 2017 a marzo de 2018 es de 6.806 millones de euros. El número de acciones del capital social de la entidad fue de 16.136 millones. En teoría, el beneficio por acción debería ser por tanto de 0,422 €. Sin embargo, si sumamos los beneficios por acción trimestrales proporcionados por el propio banco, vemos que la cifra resultante es de 0,402 €.

¿A qué se debe esa diferencia? A que el Santander, si bien no lo menciona explícitamente, descuenta en el beneficio por acción la parte del beneficio neto atribuido imputada a titulares de deuda subordinada. En 2017 esa imputación fue de 395 millones de euros pero no sabemos el dato interanual a marzo de 2018. Si descontamos esa cantidad a los 6.806 millones de beneficio neto atribuido de los últimos doce meses, la cifra resultante es de 6.411 millones de euros. Si ahora dividimos por 16.136 millones de títulos, llegamos a un beneficio por acción de 0,397 €, muy similar al que se obtiene mediante la suma de datos trimestrales.

Valor contable

El valor contable suele definirse como el cociente entre el patrimonio neto atribuido a los accionistas y el número de acciones en que está dividido el capital social. En los bancos, la determinación de dicha magnitud es más complicada por que existen diferentes niveles de recursos propios. 

Para empezar, el patrimonio neto del Santander era de 105.466 millones de euros el 31 de marzo de 2018. De aquí hay que descontar 10.498 millones de euros atribuidos a intereses minoritarios, es decir, que no son propiedad de los accionistas del Banco Santander. De aquí resultaría un valor contable de 5,89 € por acción.

Pero el patrimonio neto de los bancos incluye productos híbridos entre deuda y capital, como acciones preferentes o deuda subordinada, razón por la cual los recursos propios se dividen en tres niveles (en la nomenclatura utilizada, un nivel principal, un nivel 1 y un nivel 2). Para abreviar, a los recursos propios se les denomina “capital“.

El capital de máximo nivel es el Core Capital (que podríamos traducir como capital nuclear o núcleo de capital). Está formado principalmente por el capital social y las reservas, de modo que se corresponde aproximadamente con la definición tradicional del patrimonio neto atribuido de las empresas. Si al Core Capital le sumamos las participaciones preferentes emitidas por el banco y otros instrumentos financieros híbridos similares, llegamos al Common Equity Tier 1, o sea el capital de nivel 1. Se considera que es el capital de calidad porque es el que permite a la entidad hacer frente a posibles pérdidas.

El capital de nivel 2 o Tier 2 es en realidad el tercer nivel (denominado también “recursos propios básicos“ o “capital total“) e incluye, en particular, fondos de insolvencia genéricos, o sea provisiones para pérdidas todavía no identificadas pero que podrían producirse en una serie de escenarios adversos. La deuda subordinada puede ser Tier 1 o Tier 2 según su naturaleza.

En realidad, pues, el valor contable más asimilable a la definición tradicional utilizada para empresas no financieras sería el “Core Capital por acción“, que a marzo de 2018 era de 4,09 € en el caso del Santander.

Los bancos suelen proporcionar una métrica alternativa para medir su valor contable a partir de los recursos propios tangibles, que se calculan mediante la diferencia entre el patrimonio neto y los activos intangibles, aunque ya hemos visto que el patrimonio neto incluye intereses minoritarios, preferentes, deuda subordinada, etc. Los recursos propios tangibles por acción dan un resultado de 4,12 € para el Santander, de acuerdo con el cálculo de la entidad. Según la propia definición del Santander, esto es lo que recibiría cada acción si el banco se liquidara y se vendieran los activos tangibles de la entidad.

El verdadero beneficio por acción y valor contable de Telefónica a marzo de 2018

 

 

Solvencia y rentabilidad de las empresas del IBEX 35 y del IBEX Medium Cap

Las tablas siguientes ordenan las empresas no financieras del IBEX 35 y del IBEX Medim Cap según diferentes ratios de solvencia y rentabilidad corporativa. Los valores del IBEX 35 aparecen recuadrados en gris y los del Medium Cap en blanco.

Axiare fue recientemente objeto de una OPA (Oferta Pública de Adquisición) por parte de Inmobiliaria Colonial y ha dejado de cotizar en el IBEX Medium Cap. Será sustituida por el operador de telecomunicaciones MásMóvil el 19 de marzo.

Ratios de solvencia

Deuda financiera neta / Beneficio operativo

La tabla ordena las empresas de más a menos solvente. Las que tienen ratio negativo son aquellas cuyas disponibilidades en efectivo superan a su deuda financiera, de modo que su deuda financiera neta es negativa.

En el caso de Inmobiliaria Colonial, Merlín Properties e Hispania Activos he indicado dos datos: en base al beneficio operativo con y sin revalorizaciones de activos, ya que estas no generan flujo de caja y suponen la mayor parte de los beneficios de estas compañías.

Gastos financieros netos / Beneficio operativo

Este ratio indica el porcentaje del beneficio operativo que debe destinarse a pagar intereses de la deuda, una vez deducidos los ingresos financieros obtenidos por la empresa. Cuando el porcentaje es negativo significa que los ingresos financieros son superiores a los gastos financieros.

Rentabilidad corporativa

Rentabilidad sobre el activo (ROA)

Este ratio relaciona el beneficio antes de impuestos con el activo total.

Siemens-Gamesa, Neinor Homes y OHL tuvieron un beneficio bruto negativo en 2017, de aquí que el valor indicado sea igual a cero.

Rentabilidad sobre el capital empleado (ROCE)

Es un criterio más relevante que la ROA para valorar la rentabilidad que obtiene una empresa porque relaciona el beneficio de las operaciones con las fuentes de financiación, tanto propias como ajenas, utilizadas para llevar a cabo dichas operaciones.

Neinor Homes y OHL tuvieron un beneficio operativo negativo en 2017, de aquí que el valor indicado sea igual a cero.

Bolsa de Nueva York: lo que ocurre después de una corrección según Goldman Sachs

El índice más representativo de la bolsa estadounidense, el S&P 500, ha caído más de un 10% por primera vez en dos años. Entre el máximo histórico (2.872,87 puntos) del 26 de enero y el cierre de ayer 8 de febrero (2.581,00 puntos) la corrección es del 10,16%.

Un artículo de Evelyn Cheng en el portal de noticias cnbc.com recoge un estudio de Goldman Sachs que repasa qué ocurre después de una corrección de entre el 10% y el 18% y después de una caída igual o superior al 19%. En la tabla, extraída de dicho artículo, se indica el período en que tuvo lugar la minusvalía, el porcentaje de la misma, la duración en meses y el tiempo en meses que tardó el índice en recuperar el nivel previo a la caída.

Por ejemplo, en la última corrección, que tuvo lugar entre noviembre de 2015 y febrero de 2016, el S&P 500 cayó un 13% a lo largo de tres meses y tardó cuatro meses en recuperar el nivel previo a la corrección.

En la tabla se han resaltado en gris las caídas superiores al 19% aunque parece que por error no se ha destacado la de 1948-1949.

Según el estudio, la duración media de una corrección de entre un 10% y un 18% es de cuatro meses. Muchas duran apenas unas semanas mientras que la más extensa fue la de 1959-1960, que duró 14 meses, pero la mayoría no se extiende más allá de los tres meses. En cuanto al período medio de recuperación, es también de cuatro meses. Teniendo en cuenta que revertir una caída del 10%-18% implica una ganancia del 11%-21%, podemos decir que esa es la expectativa media de ganancia en pocos meses tras una corrección de esa magnitud.

El problema es que la corrección puede convertirse en un ciclo bajista, si definimos como tal las caídas del 19% o más (en realidad la caída del 32% en 1987 y la de 19% en 1998 fueron sendos desplomes dentro de un ciclo alcista). En tal caso, la minusvalía media es del 30%, la duración media es de 13 meses y el tiempo medio de recuperación, de 22 meses.

Dado que la mayoría de ciclos bajistas tiene lugar debido a una recesión económica, y por el momento no hay indicios de tal circunstancia, el escenario más probable es que se trate de una corrección, aunque nada impide que esta pueda extenderse algunas semanas más.

La próxima recesión en Estados Unidos según JP Morgan