Temores de recesión en EEUU: ¿señal de venta?

Se está hablando mucho estos días de un signo que se considera un predictor fiable de la proximidad de una recesión en Estados Unidos: la inversión de la curva de tipos de interés.

Normalmente, los bonos a largo plazo dan un interés mayor que los títulos de deuda a corto plazo porque los primeros conllevan un riesgo más alto debido al efecto de un posible aumento de la inflación sobre las rentas futuras. Sin embargo, en ocasiones los títulos a largo plazo dan un rendimiento inferior a los de corto plazo, una circunstancia que puede considerarse poco lógica, ya que en este caso los títulos de menor riesgo dan un rendimiento mayor. Un título a corto plazo se considera menos arriesgado porque si aumenta la inflación puedes ir comprando nuevos títulos con un tipo de interés que lleve incorporado expectativas de inflación más altas.

Para entender este fenómeno hay que recordar que los bonos suben de precio cuando aumenta la demanda por los mismos y que cuando eso ocurre su rendimiento baja. Por ejemplo, si compro un título a un año a un precio de 1.000 € con una renta de 30 €, el rendimiento será del 3%. Si en el mercado hubiera de pronto más demanda que oferta de este tipo de deuda (por ejemplo ante una caída de la bolsa), el precio de mi título podría subir a 1.050 €. En tal caso, su rendimiento bajaría al 2,85% (30 dividido por 1.050). En un título a largo plazo la relación entre rendimiento y precio es más compleja debido a que el rendimiento es el tipo de descuento de un flujo de pagos futuros, pero la idea es similar.

Un aumento de la demanda de bonos a largo plazo puede significar que los inversores evitan el riesgo porque los indicadores económicos señalan una caída de la actividad económica, los beneficios empresariales se estancan, el contexto internacional es incierto, etc.. Por otro lado, la expectativa de una recesión favorece a los bonos a largo plazo por partida doble. Por un lado, una recesión suele ir asociada a una menor inflación (por la caída de la demanda), lo que reduce el riesgo de erosión monetaria en los bonos a más largo plazo. Por otro lado, hace prever más caídas del interés porque las empresas demandarán menos crédito y porque el banco central intentará estimular la economía con reducciones de tipos.

La inversión de la curva de tipos de interés es un acontecimiento tan señalado que tiene fecha: el día 22 de marzo de 2019. Ese día, el tipo de interés a tres meses en Estados Unidos fue del 2,45%, mientras que los bonos del Tesoro americano a 10 años daban el 2,42% anual.

Desde el punto de vista del inversor en bolsa, recesión significa retroceso de los beneficios empresariales, de forma que cualquier cosa que la anticipe puede actuar como incentivo a vender. Sin embargo, diversos estudios indican que tal vez sea precipitado hacerlo.

Un artículo reciente publicado en la página web de la CNBC, Stocks typically outperform for a long time even when the bond market is flashing recession signal (Las acciones suelen hacerlo bien durante largo tiempo cuando el mercado de bonos emite señales de alarma) ofrece una perspectiva histórica del fenómeno.

El cuadro siguiente, elaborado por la firma Bespoke Investment Group, recoge la evolución del índice S&P 500 en diversos plazos (un mes, tres meses, seis meses y un año) desde el día en que tuvo lugar la inversión de la curva de los tipos de interés, desde el año 1966. Vemos que en los dos primeros ciclos, los de 1966 y 1973, efectivamente la bolsa había bajado (y de forma considerable) un año después. Sin embargo, en los últimos cuatro (iniciados en 1978, 1989, 1998 y 2006) ha sucedido lo contrario: el índice S&P 500 se había revalorizado de forma significativa un año después.

En el artículo mencionado, otra firma de inversión, Cannacord Genuity, destaca el hecho de que la recesión puede tardar dos años o más en llegar después de la señal dada por la inversión de la curva, de forma que se trata de una mala señal, sí, pero con un retardo notable.

En el cuadro siguiente he comparado la fecha de cada inversión de la curva de tipos de interés con el mes de inicio de la subsiguiente recesión. Vemos que salvo en 1973, efectivamente el retardo fue de más de un año. Lo que sí es cierto es que después del inicio de cada recesión, la caída del S&P 500 ha sido considerable.

 

El IBEX 35, cerca de su PER mínimo desde 2012

Desde el 31 de diciembre de 2012 (8.167,5 puntos), el IBEX se ha revalorizado solo un 14,8% hasta el nuevo mínimo anual de 2018 (9.376,1 puntos el 3 de septiembre). En el mismo período, el beneficio por acción del índice ha pasado de los 490,76 puntos de 2012 a los 688,85 puntos interanuales en junio de 2018, un incremento del 40,4%. Esta diferencia entre ambas variables ha hecho descender el ratio PER de 15,21 en diciembre de 2012 al 13,61 actual.

El valor más bajo del PER alcanzado desde la recuperación iniciada en julio de 2012 (5.956,3 puntos) se dio el 27 de junio de 2016 tras el resultado de la votación a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Dicho valor fue de 13,36 veces los beneficios de 2015 y de 13,04 veces si se tiene en cuenta el beneficio por acción medio del índice en los años 2015 y 2016. El IBEX alcanzaría una valoración tan baja como entonces si cayera a 8.982 puntos (13,04 x 688,85).

Se da la circunstancia de que la fase bajista actual ya tiene una duración similar a la de 2007-2009 (noviembre de 2007 a marzo de 2009) que corresponde a la crisis financiera de 2008: 69 semanas. Sin embargo, la minusvalía es muy diferente, del 50,4% en el ciclo de 2007-2009 y del 15,8% en el actual, que se inció en mayo de 2017 desde los 11.135,4 puntos.

Cómo afectó a la bolsa la incertidumbre política de 2016

La bolsa española tiene que hacer frente a un nuevo período de incertidumbre política. Se da la circunstancia de que ha confluido en el tiempo la posibilidad de nuevas elecciones tanto en Italia como en España. En Italia, el presidente de la república ha vetado al candidato a ministro de Hacienda propuesto por la coalición de extrema izquierda y extrema derecha, por estar a favor de la salida del país de la zona euro. En España, la sentencia del caso Gürtel ha motivado la presentación de una moción de censura contra el gobierno del Partido Popular.

En el cuadro siguiente comparo la evolución del IBEX 35 con la del DAX alemán en el período de incertidumbre política que ya atravesó el país desde las elecciones del 20 de diciembre de 2015 hasta la formación de gobierno el 29 de octubre de 2016 para intentar valorar el impacto de la inestabilidad en la bolsa española.

El período de mayor incertidumbre en España se extendió desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, que configuraron un escenario que hacía muy difícil la formación de gobierno, hasta el día posterior a las nuevas elecciones del 26 de junio de 2016, que ampliaron en 14 escaños la mayoría del partido gobernante.

En estos seis meses se produjeron otros hechos significativos, en particular el referéndum en el Reino Unido a favor de la salida del país de la Unión Europea (Brexit), que afectaron a todas las bolsas.  Por otro lado, el Brexit repercutió mucho más en la bolsa española que en otras europeas, debido a los mayores intereses de empresas y bancos nacionales en el Reino Unido, como Santander, Ferrovial o IAG. El retroceso del IBEX 35 fue del 12,35% tras el resultado del referéndum, casi del doble que el del DAX.

Si consideramos el período desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 hasta el Brexit, para aislar el efecto del mismo, el IBEX 35 con dividendos había perdido un 6,39%, no mucho más que el DAX alemán, que había retrocedido un 3,31%. Suponiendo que los demás factores influyeron de modo equitativo en ambos mercados, la incertidumbre habría supuesto un impacto de alrededor del 3% en el IBEX 35.

Si extendemos dicho período hasta el día posterior a la formación de nuevo gobierno en España, que tuvo lugar el 29 de octubre de 2016, vemos que el IBEX 35 con dividendos perdió un 2,03% en esos diez meses de gobierno provisional, mientras que el DAX se revalorizó un 0,54%, siendo de nuevo la diferencia de alrededor de un 3%.

Seis meses después de la formación del nuevo gobierno, el IBEX 35 se revalorizó un 24,27% y el DAX lo hizo en un 19,24%, por lo que aparentemente el índice español recuperó el terreno perdido en la fase previa de inestabilidad.

 

 

 

El IBEX ha sido bajista la mitad del tiempo en los últimos diez años

Desde el máximo histórico del 8 de noviembre de 2007 hasta el pasado viernes 26 de enero de 2018, el IBEX 35 ha sido bajista el 48% del tiempo y alcista el 52% del tiempo restante, de acuerdo con mi definición de ciclos cortos (caídas de al menos un 5% y alzas de al menos un 7%).

Lo curioso es que esos porcentajes no han variado mucho desde la recuperación iniciada el 24 de julio de 2012 respecto del gran ciclo bajista de 2007-2012.

Del 8 de noviembre de 2007 al 24 de julio de 2012, el índice fue bajista justo la mitad del tiempo. Llama la atención el hecho de que el 50% del tiempo la bolsa fuera alcista a pesar de que el IBEX cayó de los 15.945 puntos a los 5.956 puntos, una minusvalía del 62%.

En el segundo período, del 24 de julio de 2012 hasta el 26 de enero de 2018, a pesar del alza del 78% el IBEX fue bajista el 46% del tiempo. Hay que tener en cuenta que el ciclo corto alcista actual, iniciado el 14 de noviembre de 2017 en los 9.990,4 puntos, es aún provisional, pues la subida acumulada desde entonces no supera el 7%.

Si nos basamos en los ciclos medios, que defino como caídas de al menos un 10% y alzas de al menos un 14%, en el gran ciclo bajista 2007-2012 el IBEX fue alcista nada menos que el 53% del tiempo, mientras que desde el mínimo de 2012 ese porcentaje ha sido del 61% (teniendo en cuenta que el ciclo medio iniciado el 4 de octubre de 2017 en los 9.964 puntos también es provisional).

Esto indica que no es fácil darse cuenta si estamos en un ciclo bajista de largo plazo ya que, como hemos visto, el índice puede subir buena parte del tiempo. Del mismo modo, en un ciclo alcista de largo plazo el índice puede experimentar retrocesos intensos y prolongados, como los que ha sufrido el IBEX 35 en cada uno de los cinco años transcurridos desde 2012.

¿Existe el rally de navidad?

Los inversores en bolsa suelen esperar una revalorización positiva en la fase final del año, lo que se conoce como rally de navidad.

Para confirmar si se cumple esta expectativa, he calculado la ganancia del IBEX 35 (sin dividendos) desde el día 15 de diciembre (o, cuando el 15 fue festivo, el 14 o el 16) hasta el cierre del año, para el período de 1993 a 2016, ambos inclusive.

En 16 de los 24 años del período, el IBEX 35 efectivamente subió al menos un 1,4%. Supone el 67% de los años.

Se observa además que en 11 de los 13 años en los que el IBEX 35 subía hasta el día 15 de diciembre hubo rally de navidad. Las dos únicas excepciones se dieron en dos años consecutivos: 2006 y 2007.

En cambio, en los 11 años en los que el índice estuvo a dos semanas de acabar el año con minusvalía, solo cinco concluyeron con una subida reseñable. En 2016 la ganancia solo fue del 0,12% desde el 15 de diciembre, por lo que no ha sido tenida en cuenta. Sin embargo, ese año sí hubo una subida destacable desde el día 12 de diciembre, pues la revalorización desde ese día hasta el cierre del ejercicio fue del 1,8%.

Este año 2017 el IBEX 35 gana un 10,2% hasta el 11 de diciembre, por lo que la estadística juega a favor de un buen final de año.

Qué hacer si te has perdido la reciente subida de la bolsa

Los inversores que estaban en bolsa antes de las elecciones presidenciales francesas del 23 de abril se jugaban la posibilidad de una debacle: la que se hubiera desencadenado si los dos candidatos más votados hubiesen sido Marine Le Pen, de la extrema derecha antieuropea, y Jean Luc Mélenchon, de la extrema izquierda antieuropea. No faltó mucho para ello. El candidato más votado en la primera vuelta, el centrista Emmanuel Macron, obtuvo el 24% de los votos, mientras que Marine Le Pen obtuvo el 21% de los sufragios, François Fillon el 20% y Jean Luc Mélenchon el 19,6%. En Francia, los dos candidatos con más apoyo se disputan la presidencia en unas segundas elecciones.

Por tanto, haber estado fuera del mercado hasta ese día equivalía a no estar dispuesto a asumir el riesgo de una Francia capitaneada por un jefe de estado contrario a las instituciones europeas, circunstancia que no solo habría provocado un desplome en las bolsas occidentales sino también el inicio de un nuevo ciclo bajista.

Una vez eliminado el principal riesgo que afrontaban las bolsas europeas, pero dada la importante revalorización que estas acumulan, muchos pueden preguntarse si vale la pena ahora comprar acciones o si ya han llegado demasiado tarde.

Hasta el día de las elecciones el IBEX 35 acumulaba una subida del 20,6% desde el 2 de diciembre de 2016. Esta revalorización se justifica debido a la significativa mejoría de los resultados y de la salud financiera de las entidades que componen el índice selectivo. En las dos semanas transcurridas desde la primera vuelta de las elecciones francesas, el IBEX 35 se ha revalorizado un 7% adicional.

Por justificadas que estén las subidas, las caídas de mayor o menor magnitud forman parte de la dinámica de la bolsa. En este sentido, el IBEX 35 lleva ya 22 semanas sin corregir siquiera un 5%, lo cual se sale de la normalidad. Desde 2007, el período más largo sin una caída del 5% había sido de 17 semanas (entre el 24 de junio y el 21 de octubre de 2013). La probabilidad estadística de una corrección moderada es, pues, elevada. Sin embargo, en condiciones normales es improbable que el IBEX caiga por debajo del nivel al que cerró el día previo a las elecciones francesas (10.377 puntos).

Apostar por una vuelta a los 10.000 puntos es apostar por un suceso improbable ya que ahora ha desaparecido la incertidumbre que existía cuando el IBEX estaba a ese nivel. Sin embargo, a muchos el valor actual de más de 11.000 puntos puede darles vértigo.

En esta situación, un inversor que esté deseando invertir en bolsa pero todavía esté indeciso, tiene tres alternativas. La primera es asumir que debe pagar un precio más alto por las acciones porque en su momento no aceptó la incertidumbre que representaba una presidencia francesa contraria al euro. A cambio, ahora puede invertir en un contexto de menor riesgo. Lo mismo vale si la razón para mantenerse al margen del mercado bursátil era la falta de claridad que había respecto a los estados financieros de las empresas antes de febrero de 2017.

La segunda alternativa es esperar una corrección, por ejemplo hacia los 10.500 puntos, que supondría una caída del 5% respecto de los 11.135 puntos del 5 de mayo. Si bien es un hecho probable, el problema es que si dicha corrección no tiene lugar, uno puede encontrarse en el futuro comprando acciones a precios todavía más altos.

De cualquiera de las maneras, se está asumiendo un riesgo. Si se compra ahora, el riesgo es perder la oportunidad de comprar más barato. Si se espera, el riesgo es comprar más tarde a precios más altos. Hay que elegir cuál de los dos riesgos es preferible.

La tercera alternativa es abstraerse de las condiciones del mercado y del nivel alcanzado por los índices y fijarse únicamente en valores individuales. Si uno cree que unas acciones son ahora mismo una buena inversión, no hay razón para demorar la compra.

 

El IBEX 35, maduro para una corrección

El IBEX 35 ha batido un peculiar récord de los últimos diez años, pues por primera vez en dicho período ha acumulado 18 semanas sin una corrección siquiera del 5%.

Si definimos los ciclos cortos de un índice como la sucesión de alzas de al menos un 7% y correcciones de al menos un 5%, vemos que los ciclos alcistas del IBEX 35 han durado una media de solo 5,9 semanas en el período comprendido entre el 19 de febrero de 2007 y el 7 de abril de 2017. El ciclo más largo hasta la fecha había sido el que se extendió entre el 24 de junio y el 21 de octubre de 2013, que duró 17 semanas.

El ciclo corto alcista actual se inició el 2 de diciembre de 2016 y hasta la fecha el principal índice español apenas se ha tomado un descanso. Sería perfectamente normal una caída hasta los 10.000 puntos. No es que tenga que producirse necesariamente pero si se produce hay que verlo como algo que se enmarca dentro de la dinámica habitual de la bolsa.

Hay que tener en cuenta que un ciclo alcista de larga duración es a menudo seguido por un ciclo bajista prolongado, por lo que tampoco hay que ponerse nervioso si la caída dura varias semanas.

Si consideramos ciclos medios (sucesión de alzas de al menos un 14% y caídas de al menos un 10%), el IBEX 35 lleva ya 42 semanas sin una corrección de este calibre, algo que en los últimos diez años solo ha ocurrido otras dos veces: entre el 9 de marzo de 2009 y el 6 de enero de 2010 (43 semanas) y entre el 24 de junio de 2013 y el 19 de junio de 2014 (casi un año entero).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La duración media de una corrección es de seis semanas

En los últimos diez años, concretamente desde febrero de 2007 hasta julio de 2016, es posible identificar 44 correcciones de más de un 4,5% y otras tantas alzas de al menos un 7% en el índice IBEX 35.

Curiosamente, ha habido más semanas alcistas que bajistas: 252 contra 240. Es decir, el 51% del tiempo el IBEX ha sido alcista desde este punto de vista y el 49%, bajista.

La plusvalía media en los ciclos cortos alcistas fue del 14,53%, superior a la minusvalía media en las correcciones, que fue del 13,24%. Sin embargo, en el conjunto del período, el selectivo ha pasado de 14.915 a 8.661 puntos, una minusvalía del 42%. ¿Cómo es posible? La cuestión es que con porcentajes positivos y negativos no se pueden hacer sumas ni medias. La suma de -20% y +20% no es 0% sino -4%. Por ejemplo, si tenía 100 y pierdo un 20%, me quedo con 80. Si ahora gano un 20% llegaré a 96, que es un 4% menos de lo que tenía al principio. Lo que ha ocurrido es la que, en general, las sucesivas recuperaciones no han permitido resarcirse de la totalidad de las caídas precedentes.

La duración media de estos ciclos cortos ha sido de 5,7 semanas en el caso de las subidas y de 5,5 semanas en el caso de las correcciones.

De las 44 correcciones:

  • 13 han durado un máximo de dos semanas,
  • 8 entre dos y cuatro semanas,
  • 7 entre cuatro y seis semanas,
  • 9 entre seis y diez semanas,
  • 7 más de diez semanas.

Desde el 24 de julio de 2012, fecha en la que el IBEX marcó el mínimo del período, ha habido 15 correcciones que han durado una media de seis semanas y media. En estos últimos cuatro años, el IBEX ha sido alcista solo el 54% del tiempo.

Entre el pasado 27 de julio y el 3 de agosto (cinco sesiones), el IBEX experimentó una nueva corrección, esta vez del 4,6%. De haber concluido, habrá sido la más breve desde enero de 2012.Ciclos_cortos_ago2016

Qué va a ocurrir en la bolsa

bolacristalLa regularidad en el desarrollo de los ciclos bursátiles no deja de sorprenderme. Desde que salió publicado mi libro Un náufrago en la bolsa en 2005, los ciclos bajistas que ha habido en el mercado español han seguido las mismas pautas allí indicadas, en particular el de 2007-2009, que describo detalladamente en Caos en la Bolsa.

Lo normal sería que en algún momento esa regularidad se interrumpiera, que haya un ciclo que se salga de la norma. Ya se sabe que cuantas más veces se cumple algo, más confianza depositas en ello y mayor es la caída cuando llega la inevitable excepción.

Si una persona pudiera saber el futuro, eso sería más una condena que una bendición para ella. No es un conocimiento necesario para tomar buenas decisiones. Si uno pretende aprovecharse de ese conocimiento, puede llevar a cometer grandes errores por dos motivos. En primer lugar, por exceso de confianza (recordemos el Macbeth de Shakespeare). En segundo lugar, porque no todo el futuro es previsible, de modo que siempre habrá al menos un detalle que se nos escapará. A menudo cito el caso del economista e inversor Peter Schiff, que vislumbró la crisis financiera de 2008 con un realismo asombroso pero cuyos fondos de inversión se derrumbaron ese año.

Sin embargo, saber lo que va a pasar, o lo que es probable que va a pasar, puede ser muy útil si no pretendemos sacar provecho de esa información sino utilizarla para evitar errores. Luego me explico.

De acuerdo con las pautas descritas en los libros que he mencionado, el IBEX dio un aviso de ciclo bajista el 24 de agosto, día en que cerró a 9.757 puntos. A partir de un momento como ese, la bolsa da una serie de oportunidades para salir, la última de las cuales suele llegar unos seis meses después de dicho aviso. O sea, a mediados de febrero podría haber esa oportunidad, en la que el IBEX puede incluso acercarse al nivel que había agosto. El fin del ciclo tendría lugar en mayo, nueve meses después del aviso.

La pregunta es: supongamos que va a ocurrir de este modo, ¿habrá servido de algo haberlo sabido?

Si, efectivamente, en mayo la bolsa marca su mínimo del ciclo y un inversor compra entonces, ¿habrá acertado? No lo sabemos. Puede que haga una mala selección de valores. Puede que invierta una parte y compre el resto antes de la siguiente corrección. Puede que lo venda todo en pocos meses y se pierda la mayor parte del ciclo alcista. En este caso, conocer el futuro no resulta muy útil.

En cambio, saber que los ciclos tienen unas pautas recurrentes puede ayudarnos a evitar los típicos errores que comete gran parte de los inversores en tiempos como estos. La recuperación que tiene lugar después de un pánico (la oportunidad de la que hablaba antes) es a menudo un pánico en sentido inverso, un pánico comprador. Lo protagonizan inversores que habían salido en desbandada, creen que el mercado ha tocado fondo y vuelven a entrar para recuperar sus pérdidas. Pero quedan de nuevo atrapados y salen vapuleados en la fase siguiente, la más demoledora del ciclo. Una paradoja clásica de los pánicos compradores es que son desatados por los inversores más bajistas, aquellos que han apostado por una continuación de la tendencia y que cuando el mercado empieza a recuperarse deben correr a recomprar las acciones que habían vendido al descubierto para limitar sus pérdidas.

Saber esto es saber algo que ocurre en todos los ciclos bajistas. Saber lo que ocurre una y otra vez es en cierto modo saber el futuro. Pero en este caso no se trata de aprovechar el pánico comprador para venderlo todo sino de evitar el error de entrar en esa dinámica.

craterClaro que es posible aprovechar esa oportunidad para salir pero hay dos problemas. En primer lugar, puede ocurrir algo imprevisible que detenga el ciclo bajista antes de lo previsto. En segundo lugar, se trata de conocer nuestro propio futuro: ¿qué haremos después de haberlo vendido todo?

Y este es el futuro más imprevisible. La caída final, aunque es eso, una caída final que deja los precios a niveles irrisorios, quita a cualquiera las ganas de invertir. Los precios de risa dan mucho más miedo que risa. Uno nunca sabe cómo va a reaccionar en ese escenario. Nuestras popias decisiones futuras suelen ser totalmente imprevisibles.

Una vez la bolsa ha alcanzado sus mínimos, lo que señala el inicio de un nuevo ciclo alcista que puede ser muy rentable, ocurre otra cosa previsible. Unos meses después de dicho mínimo, los índices suelen alcanzar revalorizaciones importantes que son aprovechadas por aquellos que suspiran aliviados por haber recuperado al menos parte de sus pérdidas y se prometen no volver a invertir nunca más en acciones.

Tras el cráter dejado por el ciclo bajista, tiene lugar un período de extinción masiva de inversores. Unos porque venden en el peor momento y otros porque lo hacen recuperando algo, pero todos ellos dan su adiós definitivo a la bolsa y se pierden el ciclo alcista siguiente. Es algo que está escrito.

Pero en esos compases iniciales del nuevo ciclo alcista también salen muchos inversores que tuvieron el acierto de comprar cerca de mínimos, confiados en repetir la jugada, pero que echan a perder su buena estrella y luego van dando tumbos por el mercado.

Por todos estos motivos, más que preocuparnos por saber qué va a ocurrir en el futuro, es mejor que nos preocupemos por tener unas pautas regulares para invertir para que podamos predecir nuestras propias decisiones futuras.

 

La bolsa ya lleva 16 años en una isla desierta (artículo en Sintetia)

isladesiertaEn mi libro Un náufrago en la Bolsa, publicado en 2005, aventuré la posibilidad de que la bolsa española pasara 16 años en una “isla desierta“ a partir de marzo de 2000, basándome en el estudio de los ciclos bursátiles a largo plazo. Definí como isla desierta un período de tiempo durante el cual el índice de la bolsa podía subir en varias ocasiones pero que al final de dicho período no se habría revalorizado apenas (sin tener en cuenta los dividendos).

Leer el artículo completo en Sintetia

 

 

 

 

Larga vida al nuevo ciclo alcista

Del estudio de los ciclos de la bolsa española desde abril de 1947 hasta la actualidad podemos extraer la siguiente regla general: cuando el índice cae un 15% desde su anterior máximo, la caída prosigue hasta superar el 30%.

Si definimos un ciclo bajista como aquel en el que el Índice General de la Bolsa de Madrid baja al menos un 15% desde su anterior máximo, y un ciclo alcista como aquel en que dicho índice sube al menos un 20% desde su mínimo más reciente, hallamos 18 ciclos bajistas y otros tantos ciclos alcistas desde abril de 1947.

Lo primero que se observa, como avanzaba al principio, es que rara vez la caída se detiene en un 15 o 20%. Sólo en dos ocasiones ocurrió esto. La pimera tuvo lugar entre marzo de 1970 y enero de 1971, cuando la bolsa limitó su caída a un 21%. La segunda, en octubre de 2007, mes en que el índice general perdió un 17% entre los valores de cierre de los días 1 y 28 de aquel mes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la apertura del día 28 de octubre, el IBEX cayó cerca de un 15% y acumulaba una pérdida del 26% desde el máximo alcanzado al principio del mes. De hecho, el valor del 28 de octubre está distorsionado por una circunstancia excepcional: la Bolsa retrasó el horario de cierre de las operaciones ante la avalancha de órdenes de compra que se produjo en los últimos compases de la sesión, provocada por la sólida recuperación de Wall Street.

Los 18 ciclos bajistas que ha habido en las últimas seis décadas se han saldado con una caída media del índice del 37%. En diez de ellos, la caída fue del orden del 30-38%, en cinco, de alrededor del 50%, y en sólo tres fue de entre el 17% y el 26%.

De acuerdo con la definición anterior, el 33,2% del tiempo, la bolsa española estuvo en un ciclo bajista y el 66,8%, en un ciclo alcista.

Algunos de estos ciclos no son en realidad ciclos bajistas sino desplomes en medio de un ciclo alcista, en particular los de 1987, 1997 y 1998, que duraron entre 1 y 3 meses. Si definimos los ciclos bajistas como aquellas caídas superiores al 25% y que tuvieron lugar a lo largo de varios meses e integramos ese tipo de desplomes dentro de los ciclos alcistas, encontramos nueve ciclos bajistas y nueve alcistas desde abril de 1947. Con esta nueva definición, el tiempo en el que la bolsa española fue bajista fue el 33,8% del total y el tiempo en que fue alcista fue el 66,2% del total.

Sin embargo, en muchas ocasiones el ciclo alcista subsiguiente no permitió recuperar todas las pérdidas ocasionadas por el ciclo bajista anterior. Propongo, por tanto, definir los ciclos alcistas como aquellos que permiten compensar o superar la pérdida previa. Desde este punto de vista, obtenemos  seis grandes ciclos bajistas y cinco grandes ciclos alcistas en el período que va de abril de 1947 a julio de 2012.

Cuatro de estos seis grandes ciclos bajistas duraron entre 2 y 3 años. Uno de ellos duró nada menos que casi nueve años: el que empezó en abril de 1974 y concluyó en diciembre de 1982. El más reciente de ellos, el que se inició en noviembre de 2007 y que llegó a su fin en julio de 2012, duró casi cinco años.

Todos estos grandes ciclos alcistas se saldaron con una minusvalía de entre el 45% y el 70%, siendo el de 2007-2012 uno de los peores, con una caída del índice del 65%. Aunque si tenemos en cuenta los dividendos, las pérdidas efectivas fueron menores.

En cuanto a los cinco grandes ciclos alcistas, tres de ellos duraron alrededor de 7 años. Uno de ellos fue excepcionalmente extenso, casi 15 años, de septiembre de 1959 hasta abril de 1974, pero al mismo le siguió un ciclo bajista que también fue excepcionalmente largo, que es el que he comentado hace un momento. El ciclo alcista que empezó en marzo de 2003 y acabó en septiembre de 2007, fue el más breve de los grandes ciclos alcistas, con una duración de menos de cinco años.

El 35,1% del tiempo, la bolsa española estuvo inmersa dentro de un gran ciclo bajista y el 64,9% dentro de un gran ciclo alcista, porcentajes bastante similares a los obtenidos en los ciclos cortos y medios.

Y ahora, ¿en qué situación estamos?  En julio de 2012 concluyó una tendencia bajista que fue igual de larga que la alcista precedente (2003-2007): ambas duraron 57 meses. Esto representa una anomalía, ya que los ciclos bajistas acostumbran a ser más breves que los alcistas. Entre marzo de 2009 y enero de 2010, la bolsa española subió un 77% pero esta alza no permitió recuperar las pérdidas acumuladas y dio paso a una caída aún más profunda que la anterior. Sin embargo, desde julio de 2012 parece haberse iniciado el que puede ser el sexto gran ciclo alcista de la bolsa española desde 1947. Confío en que sea así y que la ley de la compensación nos proporcione un ciclo especialmente largo, aunque tendremos que recordar que todos los ciclos alcistas tienen sus desplomes. Todos…menos el de 2003-2007, que no tuvo ninguno mientras duró. ¿Será que los ciclos alcistas sin desplomes están condenados a ser breves?

¿Es rentable invertir a largo plazo?

La primera cara del asunto

En este artículo exploro si vale la pena invertir en bolsa a largo plazo. Para ello, examino la rentabilidad del índice Dow Jones de la bolsa americana y del índice general de la Bolsa de Madrid en los últimos 50 años (de 1963 a 2012). Aquí no contemplo la posibilidad de estrategia alguna para batir al mercado sino que el inversor obtiene la misma rentabilidad que la del índice. La rentabilidad incluye tanto las plusvalías como los dividendos pero se expresa en términos brutos ya que cada inversor tiene una fiscalidad diferente.

Pero no debemos dejarnos engañar por la rentabilidad nominal, que es la rentabilidad sin tener en cuenta la inflación. Por eso se la llama así, porque de rentabilidad sólo tiene el nombre. Es preferible vivir en un país donde la bolsa da una rentabilidad del 9% anual pero la inflación es del 1% anual que en otro donde ofrece un 18% anual pero la inflación es del 14% anual. En el primer caso ganaríamos la mitad que en el segundo en términos nominales (9% versus 18%) pero el doble en términos reales (8% versus 4%).

En el período indicado, la bolsa española ofreció una rentabilidad media del 11,28% anual pero la inflación promedió un 7,27% anual, de modo que la rentabilidad media real para un residente en España fue de sólo el 4,01% anual.

Veamos si la bolsa de Estados Unidos fue más rentable. En ese período, la rentabilidad del índice Dow Jones fue del 9,83% anual, inferior en casi 1,5 puntos anuales a la española. Sin embargo, la inflación media fue cerca de la mitad de la española, del 4,09% anual. Esto implica que la rentabilidad real para un residente en los Estados Unidos fue del 5,74%, significativamente superior a la de la bolsa española. A continuación resumo estos resultados.

1963-2012

Rentabilidad nominal

Rentabilidad real

Bolsa española

11,28%

4,01%

Bolsa estadounidense

9,83%

5,74%

En conjunto, no parecen cifras demasiado interesantes cuando tenemos en cuenta la rentabilidad real, que es la que verdaderamente importa, ya que la inflación erosiona el valor del dinero y de nuestras ganancias.

La otra cara del asunto

Las medias siempre ocultan realidades dispares. Sabemos que la bolsa evoluciona de manera cíclica a corto plazo pero también muestra el mismo comportamiento a muy largo plazo. En la bolsa de Estados Unidos, en el período 1963-2012 hubo dos grandes ciclos: un largo ciclo bajista de 16 años de duración que se extendió de febrero de 1966 a agosto de 1982 y un largo ciclo alcista de 17 años y medio de agosto de 1982 a enero de 2000. No es que en el primer ciclo la bolsa cayera de forma constante, de hecho hubo algunos períodos muy rentables, sino que la tendencia general fue hacia el estancamiento o el declive. El largo ciclo alcista de 1982-1999 tampoco estuvo exento de desplomes (los más destacados, los de 1987, 1990 y 1998) ni de algunas fases bajistas de duración relativamente breve. Pero la tendencia general fue al alza.

Si examinamos la rentabilidad de la bolsa de Nueva York en ambos ciclos, veremos una diferencia muy notable. En primer lugar, en vez de considerar el período 1963-2012, tomaremos el de 1966-1999 (34 años) porque incluye un largo ciclo bajista y otro alcista de duraciones similares. En dicho período, la rentabilidad media del índice Dow Jones fue del 11,79% anual en términos nominales y del 6,69% anual en términos reales. Pero observemos la diferencia de rentabilidad en ambos ciclos:

Rentabilidad nominal

Rentabilidad real

Ciclos

1966-1981 (bajista)

3,94%

-3,06%

1982-1999 (alcista)

19,08%

15,81%

Período completo

1966-1999

11,79%

6,69%

Nota: En estos cálculos, para el ciclo bajista de febrero de 1965 a agosto de 1982 he utilizado el período de enero de 1966 a diciembre de 1981 mientras que para el ciclo alcista siguiente he tomado el período de diciembre de 1981 a diciembre de 1999, es decir he utilizado períodos con años completos para facilitar el cálculo de los rendimientos por dividendo y de las rentabilidades.

Como se puede observar, es muy diferente invertir en bolsa en el transcurso de un largo ciclo bajista que hacerlo en un largo ciclo alcista. En el primero, la rentabilidad real fue significativamente negativa mientras que en el segundo fue excepcional.

¿Tiene lugar el mismo fenómeno en la bolsa española? Sí, y de un modo más acusado.

En el caso de la bolsa española, me basaré en el período 1973-1999 en vez de en el período 1966-1999 porque en España el mercado de valores subió de manera significativa entre 1966 y 1973 (el valor del índice de Madrid se triplicó en estos años mientras que el Dow Jones bajó un 12%). Aunque la bolsa subió de forma significativa entre 2003 y 2007, la plusvalía media entre 2000 y 2007 fue sólo del 6% anual (del 2% anual en el caso del Dow Jones) debido a la intensa fase bajista que se desarrolló desde febrero de 2000 hasta marzo de 2003. Como después de 2007 tuvo lugar otra fase bajista de calado aún mayor, considero que el largo ciclo alcista que empezó en 1982 concluyó a principios de 2000.

Rentabilidad nominal

Rentabilidad real

Ciclos

1973-1982 (bajista)

-2,83%

-19,59%

1983-1999 (alcista)

25,17%

19,59%

Período completo

1973-1999

13,96%

4,38%

El ciclo bajista fue más breve en la bolsa española (10 años) pero mucho peor que en la bolsa de Estados Unidos. La rentabilidad media fue negativa pero, además, la inflación fue tan alta, del 16,7% anual, que la rentabilidad real fue negativa en casi un 20% anual. El lector se preguntará cómo es eso posible. Tal vez se dirá que si en 10 años la rentabilidad real fue negativa en un 20% anual, al cabo de 5 años un inversor lo habría perdido todo. La cuestión es que para calcular rentabilidades acumuladas no se multiplica por el número de años sino que se eleva al número de años el resultado de sumar la unidad a la rentabilidad anual. Por ejemplo, si la rentabilidad media es negativa en un 20% anual, se suma la unidad a -20% y se obtiene 80% (o 0,80). Esto se eleva a 10 y se obtiene 0,11 (que es lo mismo que 11%). Esto significa que al cabo de 10 años, a un inversor residente en España le hubiera quedado el 11% de su inversión inicial en términos reales, o sea que el poder adquisitivo del dinero que invirtió se hubiera reducido en un 89%.

En cambio, en el largo ciclo alcista de 1983-1999, la rentabilidad fue de nada menos que del 25,17% anual en términos nominales y del 19,59% anual en términos reales. Se trata justo de la cifra inversa que en el período precedente. No se trata de un error, es pura coincidencia.

La combinación de ambos ciclos nos da una rentabilidad real media del 4,38% anual en el período completo de 1973 a 1999. Como decía antes, las medias ocultan situaciones extremas.

Conclusión

Estos resultados nos muestran que la bolsa es rentable a largo plazo en los ciclos alcistas largos pero no lo es en absoluto en los ciclos bajistas largos. En estos últimos resulta conveniente permanecer alejado del mercado o bien seleccionar con mucho cuidado las carteras de valores. En un ciclo alcista largo, en cambio, conviene permanecer en el mismo sin hacer continuas operaciones de entrada y salida, y la selección de carteras es menos imperiosa. Sin embargo, como a un inversor le cuesta saber si está en un ciclo largo bajista o alcista (puesto que en el primero siempre hay fases alcistas intermedias y en el segundo, fases bajistas intermedias), es recomendable que, en el caso de que quiera estar en bolsa de forma permanente, siempre se preocupe de hacer una buena selección de valores.