Las razones del declive de Telefónica

A pesar de haber sido uno de los valores más recomendados de la bolsa española de los últimos años por parte de los expertos, Telefónica ha tenido una persistente tendencia bajista desde que en noviembre de 2007 alcanzara los 22,65 €.

Un artículo de Enrique García Sáez, director de la cartera Value del portal InBestia, titulado ¿Qué le pasa a Telefónica? Su decadencia en la última década nos explica con gran detalle las razones de ese declive. Enumeraré brevemente dichas causas pero recomiendo al lector que tenga acciones de la compañía o que prevea comprar que lea el artículo mencionado.

1. Negativa evolución de los beneficios

Los beneficios operativos de Telefónica fueron de cerca de 15.000 millones de euros anuales entre 2007 y 2010, luego cayeron hacia los 10.000 millones de euros entre 2011 y 2013 y en 2006 fueron de 5.000 millones.

Dado que a largo plazo la evolución del precio de unas acciones tiene una fuerte correlación con el crecimiento de los beneficios (más concretamente del beneficio por acción), esta circunstancia bastaría para explicar la “decadencia“ de la compañía. Sin embargo, cabe preguntarse por qué los beneficios han caído como lo han hecho.

2. Enfoque de la compañía en proteger su monopolio

De César Alierta, el que fuera pres idente de Telefónica durante 17 años hasta mayo de 2017, Enrique García destaca su falta de comprensión del entorno económico en que se movían las operadoras de telefonía. Sintiéndose dueño de las redes y otras infraestructuras, se dedicó a “capturar rentas“ de las nuevas compañías de Internet en vez desarrollar las tecnologías demandadas por el mercado.

3. La aparición de compañías más competitivas

Telefónica no ha podido hacer frente a nuevas empresas en varios segmentos del mercado ocupado por el antiguo monopolio, principalmente en fibra óptica, redes (como la recientemente incorporada al IBEX 35 Cellnex) y venta de contenidos audiovisuales.

4. La comunicación por Internet

La aparición de aplicaciones como Whatsapp o Skype ha supuesto una fuerte reducción del negocio tradicional de las compañías telefónicas.

Lee el artículo completo de Enrique García Sáez en InBestia.

Si eres accionista de Telefónica, esto te incumbe (29/05/2017)

El verdadero beneficio de Telefónica (24/08/2017)

 

El verdadero beneficio de Telefónica

Interpretar las cuentas de Telefónica viene siendo una tarea complicada desde hace años.

En el primer semestre de 2017 la compañía dijo haber obtenido un beneficio neto atribuido de 1.600,3 millones de euros. Sin embargo, esto no es cierto. El concepto de beneficio neto atribuido hace referencia al resultado que efectivamente pertenece a los accionistas de la sociedad y no es esa la cantidad que corresponde a los titulares de acciones de la empresa.

La propia compañía indica que el beneficio por acción del primer semestre fue de 0,29 €. Este dato, que sí es cierto, revela algo que no cuadra. El capital social de Telefónica está compuesto por 5.037,8 millones de acciones, a las que hay que añadir 153,9 millones de títulos por obligaciones necesariamente convertibles y planes de derechos sobre acciones, lo que da un total de 5.191,7 millones de acciones (se podrían deducir 141,2 millones de acciones en autocartera pero voy a contar el total de acciones existentes y potenciales). Si dividimos el beneficio declarado de 1.600,3 millones de euros por el número de acciones computable, obtenemos un beneficio por acción de 0,308 €. Pero, como hemos visto, Telefónica reconoce un dato de 0,29 €.

En su informe anual, la compañía indica que de los 2.369 millones de beneficio neto atribuido, en realidad 257 millones corresponden a titulares de obligaciones perpetuas subordinadas. Esto significa que los accionistas de Telefónica deben ser conscientes de que están repartiendo una parte de los beneficios con obligacionistas y que esa porción es creciente con el paso de los años. En 2014 fue de 187 millones de euros y en 2015, de 250 millones.

Si sumamos el beneficio neto atribuido del segundo semestre de 2016 con el del primero de 2017 obtenemos un total de 2.728 millones de euros. Pero la empresa no informa de la parte del beneficio neto del primer semestre que atribuye a esos titulares de obligaciones, por lo que en realidad no sabemos cuál es el beneficio que realmente corresponde a los accionistas de Telefónica. Si restamos la misma cantidad atribuida en 2016 (257 millones), tenemos que la cifra pertinente es de unos 2.471 millones de euros.

Esta cantidad dividida por el número de acciones a tener en cuenta nos da un beneficio por acción de 0,476 €. A un precio de 9 €, el PER de las acciones de Telefónica es de 19.

La compañía repartió un dividendo a cuenta de 0,34 € en noviembre de 2016 a cargo de los resultados de 2016 mediante una ampliación liberada y en junio de 2017 un complementario de 0,20 € en efectivo, lo que hace un dividendo total a cargo de 2016 de 0,54 €. El beneficio por acción de 2016 fue de 0,407 €, de modo que Telefónica reparte más de lo que gana, de aquí que parte del dividendo sea a cargo de reservas.

 

 

 

Si eres accionista de Telefónica, esto te incumbe

Con este artículo no quiero influirte para que vendas o dejes de comprar acciones de Telefónica sino informarte de unas circunstancias que tal vez no conozcas. Aunque mis opiniones sobre la empresa suelen ser negativas, no tengo absolutamente nada en contra de la misma. Me baso únicamente en el análisis de sus estados financieros.

Las cuentas de Telefónica se parecen a las de los bancos

Si eres accionista de una empresa, hay dos datos que te interesan en particular. El primero, el patrimonio neto atribuido (o atribuible), que es el patrimonio neto que pertenece a los accionistas. El segundo, el beneficio neto atribuido (o atribuible), que es la ganancia neta que corresponde a los accionistas.

Sin embargo, en la mayoría de bancos y en algunas empresas, ambos conceptos han sufrido algunos “retoques“. Dentro del patrimonio neto atribuido se puede incluir cierta clase de deuda y los intereses que se pagan por esa cierta clase de deuda pueden no ser restados del beneficio.

Esa cierta clase de deuda está constituida por obligaciones que “más o menos“ se tienen que cumplir. Por ejemplo, la deuda subordinada, que como su nombre indica está subordinada al cumplimiento de una condición, normalmente que la entidad obtenga beneficios suficientes. También puede incluir deuda perpetua, ya que solo devenga intereses, mientras que el principal no tiene por qué ser amortizado. Las obligaciones necesariamente convertibles en acciones también entran en esa categoría: devengan intereses mientras estén en vigor pero su principal no debe ser devuelto, ya que están destinadas a convertirse en acciones.

Las prácticas de atribuir una parte del patrimonio neto a ciertos acreedores, incluir intereses de la deuda en el beneficio neto atribuido a los accionistas, así como emitir obligaciones necesariamente convertibles en acciones, fueron iniciadas hace años por la mayoría de los bancos, unas prácticas a la que se han apuntado algunas empresas no financieras, entre ellas Telefónica.

En el informe anual de Telefónica podemos leer:

En todas estas emisiones de obligaciones perpetuas subordinadas el emisor tiene la posibilidad de diferir en el tiempo el pago de los cupones, por lo que no son exigibles por los titulares.

Es decir, si a Telefónica no le va bien pagar los intereses, no los paga. De aquí que dichas obligaciones no sean tan obligatorias.

A continuación, se indica lo siguiente:

Dado que el repago del principal y el pago de los cupones depende exclusivamente de la decisión que tome Telefónica, estas obligaciones perpetuas subordinadas constituyen un instrumento de patrimonio.

Resumiendo, la deuda que uno paga si puede, o si quiere, se considera patrimonio.

Puedes preguntarte por qué hay quien presta su dinero (es decir, compra títulos de deuda) a un banco o empresa que considera ese dinero como patrimonio y no como deuda. La cuestión es que este inversor presupone que la entidad responsable cumplirá sus compromisos porque en caso contrario nadie querrá financiarla en el futuro a través de ese tipo de emisiones. En tanto que el banco o empresa que quiere aprovechar las ventajas de la deuda “discrecional“ le interesa poder seguir haciéndolo de forma indefinida, podemos considerar que tiene la obligación de cumplir. Así que si bien la entidad contabiliza esas obligaciones como no exigibles, desde el punto de vista del acreedor sí lo son.

Patrimonio menguante

En el balance de situación, a estos títulos híbridos, o sea títulos que son parte deuda y parte patrimonio, se les reconoce bajo la denominación genérica de “otros instrumentos de patrimonio“.

En 2013, el patrimonio neto atribuido de Telefónica era de 21.185 millones de euros, de los que 2.466 millones pertenecían a “otros instrumentos de patrimonio“. En 2016, el patrimonio neto era de 18.157 millones de euros y la parte correspondiente a la “deuda que es medio deuda“ ya alcanzaba los 7.803 millones de euros. Así que en este período, el patrimonio neto realmente atribuible a los accionistas ha pasado de 18.179 millones de euros en 2013 a 10.354 millones de euros en 2016.

Buena parte de esta disminución se debe a los elevados pagos en dividendos realizados en los últimos años, que en ocasiones han sido superiores a los beneficios, lo cual ha descapitalizado la compañía.

Beneficio real

El beneficio neto atribuido de Telefónica fue de 2.369 millones de euros en 2016. Sin embargo, en una nota a los estados financieros anuales vemos que una parte de este beneficio, concretamente 257 millones de euros, corresponde a los titulares de obligaciones perpetuas subordinadas. Por tanto, el beneficio real fue de 2.112 millones de euros.

Por otro lado, la compañía ha emitido obligaciones necesariamente convertibles. Esto implica que hay que dividir el beneficio entre un número mayor de títulos al que existe actualmente, ya que en un futuro próximo dichas obligaciones se transformarán en acciones. En 2016, dichas acciones potenciales o dilutivas fueron de 151,27 millones.

Un PER de 22

En el primer trimestre de 2017, el beneficio neto atribuido fue de 779 millones de euros. Telefónica no especifica qué parte de este resultado se imputa a los titulares de obligaciones perpetuas subordinadas, pero de modo indirecto se puede estimar que son unos 70 millones de euros. Por tanto, el beneficio estimado para los accionistas fue de unos 709 millones de euros.

Supone un incremento sustancial respecto a los 548 millones de euros del primer trimestre de 2016. De esta cantidad, unos 92 millones fueron imputables a acreedores y unos 456 millones a los accionistas. Por tanto, el incremento del beneficio realmente atribuible a los accionistas ha sido del 55%.

Gran parte de esta mejoría se debe a la disminución en el coste de la deuda en divisas, lo cual ha reducido el pago de gastos financieros en 231 millones en el trimestre.

El beneficio neto atribuido real de Telefónica entre marzo de 2016 y marzo de 2017 fue de 2.364 millones de euros, lo que dividido por el número de acciones (incluyendo las potenciales o dilutivas), nos da un beneficio por acción de unos 0,456 €. Al precio actual de 10,20 €, los títulos cotizan a un ratio PER (relación entre el precio y el beneficio por acción) de 22.

Goldman Sachs recomienda comprar Telefónica…otra vez

El banco de inversión más poderoso lleva años recomendando comprar acciones de la compañía española. En junio de 2015, cuando los títulos cotizaban a 13 €, fijó un precio objetivo de 15,10 €.

El pasado 18 de mayo Goldman volvió a aconsejar las acciones, con un precio objetivo de 11,60 € a 12 meses, tras destacar que la calidad de los activos de la compañía y la capacidad de esta para reducir costes y deuda la sitúa en una senda de crecimiento sostenible.

Black Rock ya tiene 278,5 millones de acciones

No solo el mayor banco de inversión del mundo sino también la mayor gestora de fondos de inversión del planeta confía plenamente en Telefónica, pues ya posee el 5,565% del capital de esta. Entre diciembre de 2009 y septiembre de 2016 su particpación era del 3,77%, período en el que los títulos cayeron de 19 € a 9 €.

 

Telefónica vale 3 €

tef2En los últimos tres años, el valor contable de Telefónica ha pasado de 4,5 € a 3,32 €, en parte como consecuencia de la disminución del patrimonio neto pero también del aumento del número de títulos generado por los pagos de dividendos con acciones, la emisión de bonos necesariamente convertibles y los planes de remuneración en acciones para directivos. En 2012, el capital social de la compañía estaba formado por unos 4.551 millones de títulos. Hoy, si contamos los títulos que potencialmente se crearán como consecuencia de bonos convertibles y opciones, el número de acciones alcanza cerca de los 5.400 millones, un 18% más.

El valor contable nos dice poco acerca del verdadero valor de unas acciones, ya que tiene más importancia la capacidad de una empresa para generar beneficios crecientes. De hecho, si los inversores están dispuestos a pagar dos, tres, cuatro o más veces el valor contable es porque valoran esa capacidad. Pero en el caso de Telefónica, los beneficios muestran una trayectoria muy errática. El beneficio por acción de 2015 es de 0,51 €, inferior al de 2005, que fue de 0,90 €. El beneficio por acción más alto en la última década fue en 2010, con 2,25 € pero desde entonces el declive ha sido progresivo. Hay que tener en cuenta, además, que el beneficio por acción de operaciones continuadas fue de 0,05 € en 2015.

Una empresa como Iberdrola, también en horas bajas pero de mayor calidad que Telefónica, cotiza justo a su valor contable de 5,82 €. Gas Natural, una empresa mejor que las dos últimas pero no demasiado rentable, cotiza a 1,21 veces su valor contable (14,36 €). Por las acciones de Telefónica, una empresa de peor calidad que Iberdrola o Gas Natural, se paga casi tres veces su valor contable, lo cual no tiene mucho sentido. Incluso a su valor contable, o sea a 3,3 €, las acciones estarían caras.

Juegos de prestidigitador

Lo que mantiene, a duras penas, la cotización de Telefónica es el elevado dividendo (0,75 € “completamente garantizados“ según el presidente de la compañía, César Alierta). Tan elevado es que Telefónica no tiene dinero para pagarlo. Bueno, sí lo tiene pero en las reservas. Se entiende que una empresa debe pagar sus dividendos con los beneficios generados durante el ejercicio anterior. Si los paga con cargo a reservas lo que hace es descapitalizarse, en otras palabras perder recursos propios.

En la conferencia de prensa donde anunció los resultados de 2015, Alierta dijo: “No comprendo cómo (los inversores) compran bonos al 2% y no invierten en Telefónica con un PER de 8 veces y una rentabilidad por dividendo superior al 8%“. ¿Un PER de 8 veces? No, porque el beneficio por acción de 2015 fue de 0,51 €, tal como recoge claramente la cuenta de resultados presentada por la propia compañía (el PER es la relación entre el precio de la acción y su beneficio por acción, de modo que el PER actual de la compañía es de 18,5). Y la rentabilidad por dividendo no es real, pues un dividendo de 0,75 € con un beneficio por acción de 0,51 € no es real.

Alierta juega la baza del dividendo seguro. Ha garantizado un pago de 0,75 € durante los próximos 5 o 10 años. Es curioso, pues los dividendos son pagos imprevisibles que dependen de la evolución futura de los beneficios. Garantizar lo imprevisible parece un juego peligroso destinado a atrapar inversores. “Si hay un dividendo seguro, es el de Telefónica“, ha añadido Alierta.

Mucho ojo, inversor, cuando te tratan de vender seguridad. Si Telefónica paga 0,75 € en efectivo y el beneficio por acción es inferior a esa cantidad, puedes estar seguro que esos 0,75 € van a salir de tu propio bolsillo. Si los paga en acciones, el incremento del número de títulos tendrá un efecto dilutivo sobre el valor de las mismas y el dividendo no hará más que bajar el precio de tus acciones. Son simples juegos de prestidigitador.

La compañía de las eternas recomendaciones de compra

A lo largo de sus ya 16 años de declive desde aquellos 32 euros pagados a principios del año 2000, Telefónica siempre ha contado con numerosas recomendaciones de compra por parte de prestigiosas firmas de análisis. Una reciente es la de Ahorro Corporación, que valora los títulos en 11,92 € porque el negocio de la compañía “ha dejado atrás lo peor y muestra una progresiva recuperación“. Por tanto, estaría en un punto de inflexión, algo que en teoría recomendaría la compra del valor y no su venta. Otra es la de Citigroup, que va más allá y tiene como precio objetivo los 13,50 €. En febrero, Morgan Stanley la valoraba a 12 €.

Cuando JP Morgan valoraba Telefónica a 16 €

Se da la circunstancia de que los expertos suelen valorar Telefónica sistemáticamente dos euros por encima de su precio de mercado. Cuando estaba a 14, la valoraban a 16, cuando estaba a 12, a 14, cuando a 10, a 12, cuando esté a 8 la valorarán a 10, cuando esté a 6 le darán un potencial hasta 8 y así sucesivamente. La cuestión es mantener el ambiente animado.

Dos ases en la manga

Telefónica tiene dos ases en la manga que podrían suponer un alivio a su cotización. El primero es la posible venta de su filial británica O2 al grupo Hutchinson. Dicho sea de paso, Alierta ha comentado que si la venta se produce, todo el dividendo se pagará en efectivo mientras que si no llega a buen término, 0,35 € se pagará en acciones. El inversor debería preguntarse si vale la pena invertir en una compañía que debe venderse los muebles para pagar el alquiler.

El segundo as en la manga es una posible OPV (oferta pública de venta) de su filial de infraestructuras Telxius, que podría reportarle jugosos ingresos. Pero estamos en lo mismo, ¿va a vivir siempre de resultados extraordinarios?

El inversor debería decidir si apuesta por las cartas que ve sobre la mesa o por los ases en la manga.

 

 

Cuando JP Morgan Chase valoraba Telefónica a 16 €

tef2El 11 de agosto de 2015, cuando Telefónica estaba a 14 €, muy cerca de su máximo anual, el banco estadounidense JP Morgan Chase daba un valor de 16 € a las acciones de la compañía española.

Como ejemplo, un artículo del diario Expansión decía: “La firma estadounidense eleva el precio objetivo de Telefónica desde los 15 hasta los 16 euros por acción. (…) Este potencial de dobles dígitos, junto a la rentabilidad por dividendo que ofrece Telefónica, lleva a los analistas de JPMorgan a emitir una recomendación de ‘sobreponderar‘“. Luego añadía que “a comienzos de este mismo de agosto, los expertos de Barclays también revisaron al alza su valoración de Telefónica, hasta situarla en 14,4 euros por acción.“

Justo a partir del día siguiente y hasta el 2 de octubre, las acciones de Telefónica cayeron a 10,60 €, un 24%. Posteriormente se recuperaron a 12,4 el 17 de noviembre pero ahora (12 de enero de 2016) están alrededor de 9,5 €.

Pero Telefónica sigue contando con el favor de las grandes entidades financieras de Estados Unidos. Hoy mismo, JP Morgan Chase ha emitido un consejo de comprar con objetivo en 14 €, Goldman Sachs también aconseja comprar y valora las acciones en 14,5 €, mientras que Morgan Stanley fija como objetivo los 13,50 €.

Aunque Telefónica pueda parecer una empresa barata, no lo es. Su PER recurrente es de 32 veces, casi tan alto como el de Inditex, pero mientras esta evoluciona favorablemente, la primera está en declive. A 14 € tendría un PER recurrente demencial, de casi 50.

Las cuentas anuales que presente en febrero nos darán la clave para saber si la empresa inicia su proceso de recuperación.

 

 

Telefónica: muchas recomendaciones de compra y pocas nueces

tef2Desde principios de año, Telefónica ha contado con numerosas recomendaciones de compra, tanto por parte de firmas de análisis extranjeras como nacionales, varias de ellas de entre las más prestigiosas del mundo.

Unos ejemplos extraídos del histórico de recomendaciones de Invertia, por citar solo unos pocos:

Abril de 2015. El tercer mayor banco de Estados Unidos, Citigroup, recomienda comprar con objetivo 15,5 €.

Junio de 2015. Goldman Sachs, el mayor banco de inversión del mundo, aconseja comprar con objetivo en 15,1 €.

Agosto de 2015. El mayor banco estadounidense, JP Morgan, recomienda comprar con objetivo de 16 €.

Las firmas de análisis españolas no se quedaban cortas tampoco:

Octubre de 2014. BBVA recomienda con objetivo 14,2 €.

Noviembre de 2014. Santander fija objetivo en 14,5€. Ahorro Corporación valora en 14,1€.

Febrero de 2015. Banco de Sabadell aconseja comprar con objetivo 14,7 €.

Abril de 2015. Beka Finance eleva precio a 14,7 €.

Cuando analistas de prestigio, en conjunto, emiten una recomendación de compra tras otra sobre un valor determinado, es lógico que el inversor particular llegue a a la conclusión de que existe un buen fundamento para ello. Ahora tenemos una prueba de que no es así.

En agosto de 2015 situé doce valores del IBEX-35 en una “lista negra“ de empresas que un inversor conservador debería evitar debido a sus problemas de solvencia. Dos de ellas, ACS y Telefónica, estaban más bien en una lista gris. El resto de valores era: Abengoa, Abertis, Acciona, ArcelorMittal, FCC, Ferrovial, Indra, OHL, Repsol y Sacyr.

En las nueve carteras de las que hago un seguimiento en este blog, pueden entrar empresas de baja solvencia cuando cumplen el criterio de la estrategia correspondiente. Por ejemplo, la cartera Contrarian está compuesta por los cinco valores con menor relación precio-beneficio, pero es habitual que entre estos se encuentren alguno o algunos con problemas de solvencia. El inversor que quiera evitar esas empresas puede consultar la lista de empresas menos solventes, que se actualiza cada trimestre pero cuya evolución puede seguirse diariamente como si se tratara de una cartera.

 

 

 

 

 

Telefónica, cara o barata

tef2Telefónica ha publicado un incremento de resultados de casi el 70% si se compara el período de enero a septiembre de 2015 con el mismo período del año anterior. En teoría, si la acción está al mismo precio que en noviembre de 2014, parece que se ha vuelto más barata. ¿Es así?

Veamos cómo han evolucionado los beneficios de la empresa en los últimos cuatro trimestres, según los diferentes conceptos que podemos encontrar en la cuenta de resultadios.

El resultado por operaciones interrumpidas es el que procede de líneas de negocio que han sido abandonadas durante el ejercicio y que por tanto no van a producirse en el futuro. En cambio, el beneficio de operaciones continuadas es aquel que obtiene la empresa a partir de actividades que en principio continuará explotando en el futuro. Aunque puede incorporar resultados extraordinarios, a veces muy abultados, como plusvalías por venta de activos, en general nos da una idea mejor sobre la evolución de una sociedad que el beneficio neto consolidado. Esta última magnitud es la suma del beneficio de operaciones continuadas y el de operaciones interrumpidas más un ajuste por intereses minoritarios, es decir beneficios que la sociedad se apunta como propios al consolidar cuentas pero que luego debe deducir ya que en realidad pertenecen a accionistas minoritarios (cuando son negativos significa que los accionistas minoritarios deben soportar pérdidas).

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Vemos que el beneficio neto atribuido (el que corresponde realmente a los accionistas de Telefónica) en el período de doce meses entre septiembre de 2014 y septiembre de 2015 fue de 4.729 millones € pero que el beneficio de operaciones continuadas fue de 2.554 millones €, casi la mitad.

El beneficio por acción total viene a ser de 0,97 € pero el de operaciones continuadas, de 0,52 €. A un precio de 12 €, la acción de Telefónica parece barata, pues tiene un PER (relación precio-beneficio) de 12,4. Pero si no tenemos en cuenta los resultados de operaciones interrumpidas, el PER es de 23, muy alto teniendo en cuenta que Telefónica no es una empresa de rápido crecimiento.

 

 

 

 

Telefónica ha reducido su deuda pero está más endeudada

No es una paradoja. Se trata de la diferencia entre una magnitud absoluta (la deuda en este caso) y una magnitud relativa (la tasa o ratio de endeudamiento).

Como podemos ver en el cuadro siguiente, las empresas del IBEX han reducido su deuda financiera neta un 7% entre junio de 2012 y junio de 2015. La deuda financiera neta es la deuda financiera (dinero que la empresa debe a entidades financieras y a inversores que han adquirido sus títulos de deuda en el mercado) menos el dinero que la empresa tiene en efectivo o en activos líquidos que se pueden transformar fácilmente en efectivo.

No se ha tenido en cuenta la deuda de Endesa debido a que la reorganización de la empresa hace que los datos no sean comparables. En el cálculo de la deuda combinada de todas las empresas del IBEX también se ha considerado que aquellas con deuda neta negativa tenían una deuda neta igual a cero. Teniendo en cuenta los datos en negativo, la reducción total es de un 10,23%.

De las 25 empresas no financieras que actualmente forman parte del IBEX, doce han reducido su deuda en los últimos tres años.

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Pero la tasa de endeudamiento (medida como la relación entre la deuda financiera neta y el beneficio operativo de los doce meses entre junio de 2014 y junio de 2015) del conjunto de las empresas del IBEX se ha incrementado en este período. Ha pasado de ser de 6,69 veces en junio de 2012 a 7,48 en junio de 2015, de nuevo sin tener en cuenta Endesa. Se ha considerado que los beneficios operativos negativos fueron nulos a efectos del cálculo conjunto.

Sin embargo, Abertis y Repsol distorsionan los resultados. Abertis ha declarado un beneficio operativo negativo en el primer semestre de 2015 debido a provisiones relacionadas con diversos litigios. Por su parte, el resultado operativo interanual de Repsol se ha hundido de los 4.049 millones en junio de 2012 a 331 millones en junio de 2015. Sin tener en cuenta Endesa, Abertis ni Repsol, la tasa de endeudamiento pasó de 7,02 a 6,52 veces en el período indicado.

Si observamos empresas de forma individual, vemos que la variación de la deuda no siempre se corresponde con una variación del endeudamiento del mismo signo. Por ejemplo, Red Eléctrica (REE) ha aumentado su deuda un 10,9% pero ha reducido su tasa de endeudamiento en un 5% porque su beneficio operativo ha aumentado en mayor proporción que su deuda.

En cambio, vemos el efecto contrario en Telefónica. Si bien ha reducido su deuda un 10%, está un 32% más endeudada que hace tres años. Esto se debe a que su beneficio operativo se ha reducido en mayor proporción que su deuda.

En el caso de IAG, la aerolínea aumentó su deuda de forma muy notable, un 64,7%, pero al mismo tiempo ha reducido su endeudamiento un 85% gracias a que el beneficio operativo se ha multiplicado por 11.

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