La importancia del beneficio por acción

Qué adquirimos cuando compramos una acción

Cuando compramos una acción, compramos un derecho de propiedad sobre una empresa. Claro que el número de acciones es tan grande que no acabamos de sentirnos propietarios, al igual que al adquirir un terreno en España no nos sentimos propietarios del país.

Aunque realmente el derecho de propiedad sobre la empresa es lo menos importante. Por ejemplo, el capital social de Gas Natural está compuesto por casi exactamente mil millones de acciones. Así, una acción de Gas Natural me convierte en propietario de una mil millonésima parte de la compañía (en proporción, sería como poseer 504 m2 de territorio español en relación a la superficie total de España). Pero no sería propietario de los activos de la compañía sino de su patrimonio neto ya que al valor de los activos hay que restar el importe de las deudas. Si Gas Natural decidiera disolverse, devolvería a los accionistas su patrimonio neto, que al final de 2014 fue de 14.141 millones de euros. A cada acción le correspondería la mil millonésima parte de esta cantidad, o sea unos 14 €. Es lo que se conoce como valor contable.

Si pago 20 € por algo que vale 14 €, parece que estoy cometiendo una insensatez pero no necesariamente es así. De hecho, hay empresas, como Inditex, que cotizan a 9 veces su valor contable. En otro artículo he comentado que seguir la estrategia de comprar las empresas cuyo precio está más próximo a su valor contable no da resultados especialmente buenos.

Las empresas se valoran como negocios en marcha, lo que normalmente implica negocios en crecimiento. Se valoran por los beneficios que son capaces de generar, es decir como activos financieros, más que como activos reales por el patrimonio que poseen. Por eso sus acciones suelen valer más, o mucho más, de lo que indica su valor contable.

En vez de considerar las acciones como un derecho de propiedad sobre el patrimonio de una empresa, conviene más considerarlas como un derecho de propiedad sobre los beneficios. Pero no sobre los beneficios totales de la empresa sino sobre el beneficio que le corresponde a cada acción. Poco importa que una sociedad aumente sus beneficios un 20% si al mismo tiempo ha hecho una ampliación de capital en la que ha creado un 20% más de acciones, porque en este caso el beneficio que le corresponde a cada acción no habrá variado. Por tanto, podemos decir que una acción es un activo que da un derecho de propiedad sobre el beneficio que le corresponde.

Si bien al comprar una acción de Gas Natural solo soy propietario de la mil millonésima parte de la compañía, soy propietario del 100% del beneficio que corresponde a esa acción. Pero hay un acuerdo tácito entre el accionista y la empresa mutuamente ventajoso. Consiste en que la empresa solo paga al accionista una parte del beneficio por acción en concepto de dividendo y reinvierte la otra en la propia compañía para ser capaz de generar mayores beneficios y por tanto mayores dividendos en el futuro.

Poco importa que al comprar 500 m2 de terreno me sienta propietario de la mil millonésima parte de España sino saber que soy propietario de todo lo que puede producir ese terreno.

Cómo se calcula el beneficio por acción

El beneficio por acción es el beneficio después de impuestos dividido por el número de acciones.

A partir de aquí hay una serie de precisiones:

a) El beneficio neto a considerar es el «beneficio neto atribuido a la sociedad dominante». Cuando una empresa posee más del 50% de otra, debe consolidar las cuentas de la filial a las suyas. Es decir, debe sumar línea por línea todas las partidas del balance de situación y de la cuenta de resultados a su propio balance de situación y su propia cuenta de resultados. Esto hace que se apunte beneficios que en realidad no le corresponden. Por ejemplo, si la empresa A (matriz o dominante) tiene el 70% de una sociedad B (filial o dependiente), se apunta el 100% de sus beneficios, por lo que al final de la cuenta de resultados la empresa A debe descontar el 30% de los beneficios de la B. Son los intereses minoritarios. Si la empresa B ha tenido pérdidas, entonces los intereses minoritarios son positivos porque en este caso la matriz se habrá apuntado un 30% de pérdidas de la B que no le correspondían.

b) El beneficio neto atribuido a la sociedad dominante (abreviado generalmente como beneficio neto atribuido o atribuible) puede incluir beneficios derivados de «operaciones interrumpidas». Cuando una empresa vende (o se dispone a vender) una parte de su negocio, debe contabilizar los resultados obtenidos durante el año de esa línea de negocio (así como los beneficios o pérdidas obtenidos en la enajenación) en un renglón aparte, bajo la denominación de operaciones interrumpidas. Se hace para indicar al accionista que en el futuro ya no obtendrá beneficios (o pérdidas) de una de sus líneas de negocios. Eso no significa necesariamente que en el futuro los beneficios vayan a ser menores. Si la sociedad utiliza los beneficios obtenidos para entrar en un segmento de mercado más rentable o en el que puede ser más eficiente, los beneficios futuros pueden aumentar con mayor rapidez. Dependerá del acierto que hayan tenido los gestores al sustituir una línea de negocio por otra.

c) El resultado neto que no procede de operaciones interrumpidas forma lo que se denomina «resultado de operaciones continuadas». Pero no hay que confundirlo con beneficio recurrente, ya que puede incluir plusvalías obtenidas por la venta de inmovilizado (por ejemplo un edificio o una instalación) o por la venta de activos financieros (por ejemplo, plusvalías obtenidas al vender una participación en otra empresa).

En definitiva, hay que tener en cuenta que el beneficio por acción incluye todos los posibles resultados extraordinarios que ha obtenido la empresa durante el ejercicio.

Diferencia entre beneficio por acción informado y beneficio por acción efectivo

El beneficio por acción informado es el que proporciona la sociedad en su cuenta de resultados. Para su cálculo, toma en consideración el «número medio ponderado de acciones en circulación». Si la sociedad ha aumentado capital durante el ejercicio, no se tiene en cuenta el número de acciones existentes en el momento de calcular el beneficio por acción sino el número medio ponderado. Por ejemplo si en enero el capital social tenía 1.000 acciones y en octubre tenía 1.100 acciones debido a una ampliación de capital (o también debido al pago de dividendos en acciones), a efectos del cálculo del beneficio por acción se considera que durante nueve meses (de enero a septiembre) hubo 1.000 acciones y durante tres meses (de octubre a diciembre) hubo 1.100 acciones. El número medio ponderado sería (1.000 x 9) + (1.100 x 3), todo ello dividido por 12, lo cual da 1.025 acciones.

Si la sociedad ha comprado acciones propias (por ejemplo para sostener la cotización en bolsa, para repartirlas entre los empleados, para reducir capital etc.) esas acciones (lo que se llama autocartera) no cuentan en el reparto del beneficio ni del dividendo porque no están en circulación.

El beneficio neto atribuido dividido por el número medio ponderado de acciones en circulación nos da el beneficio por acción básico.

Las normas contables obligan a las empresas a indicar también el beneficio por acción diluido, que es el dato que realmente nos interesa. Para calcularlo, se tienen en cuenta acciones que todavía no están en circulación pero que se sabe que lo estarán en un futuro próximo debido a la existencia de bonos convertibles en acciones, planes de remuneración en acciones para empleados etc. Normalmente hay muy poca diferencia entre el beneficio por acción diluido y el básico, salvo en algunos bancos, ya que estos pueden tener en marcha elevadas emisiones de bonos convertibles.

El beneficio por acción efectivo que indico en la tabla (y que utilizo en el cálculo de la relación precio beneficio) es el beneficio neto atribuido dividido por el número efectivo de acciones (y no la media ponderada) más el número de acciones con efectos potencialmente dilutivos.

Beneficios por acción de los valores del IBEX-35

 

 

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