Beneficios y dividendos esperados para Enagás y Red Eléctrica en 2018-2019

Enagás y Red Eléctrica gestionan las redes de transporte del gas natural y de la electricidad en España respectivamente.

Ambas empresas están muy orientadas al accionista, por lo que centran sus esfuerzos en asegurar bases sólidas para su crecimiento. Están haciendo una fuerte apuesta por un modelo energético con menor dependencia de las fuentes más contaminantes y con mayor presencia de energías renovables, lo que abre nuevas perspectivas de negocio.

Enagás quiere posicionarse en la aplicación del hidrógeno a la industria y el transporte, al ser susceptible de desarrollarse bajo el mismo modelo de negocio que el gas natural. En agosto de 2016 la compañía creó “Enagás Emprende“, una iniciativa para impulsar nuevas ideas de negocio, tanto a nivel interno de los empleados de la empresa como externo. De esta iniciativa ya han surgido cuatro start-ups: VIRA Gas Imaging, e-efficiency, SCALE GAS y gas2MOVE.

Recientemente se ha especulado con una reducción de los ingresos regulados de estas compañías. En cuanto a Enagás se habló en un principio de un recorte de 90 millones de euros, lo que impactaría en su beneficio por acción alrededor de un 6%, pero más tarde esa cifra se redujo a 50 millones de euros. De momento nos movemos en medio de un baile de cifras y la incertidumbre persistirá hasta que se defina el nuevo marco regulatorio.

Red Eléctrica está reforzando los criterios de eficiencia operativa con el fin de adaptarse a un marco retributivo más restrictivo. Al igual que Enagás, está diversificando su negocio a nivel funcional y geográfico con la misma finalidad. Se ha posicionado en el negocio de telecomunicaciones a través de su filial Red Eléctrica Infraestructuras de Telecomunicación (REINTEL), que opera la mayor red de fibra óptica oscura de España, desplegada sobre la red de transporte eléctrico y la red ferroviaria.

 

Enagás

Espera un beneficio neto de 443 millones de euros en 2018 y 465 millones en 2020, lo que supondría un beneficio por acción de 1,85 € y 1,95 € respectivamente. Supone un crecimiento medio del 2,74% anual entre 2016 y 2020.

El beneficio por acción de 2018 será inferior al de 2017 porque en el ejercicio anterior se dieron resultados no recurrentes derivados de la consolidación de la participada chilena GNL Quintero.

Los dividendos anunciados por la gasista para los años 2018, 2019 y 2020 ascienden a 1,53 €, 1,60 € y 1,68 € respectivamente. Supone un crecimiento medio del 4,85% anual desde 2016, que supera en dos puntos anuales al del beneficio por acción. Esto implica un aumento del porcentaje de distribución del beneficio (pay-out) del 79% en 2016 al 86% en 2020.

En 2017 la deuda financiera neta fue de 5.071 millones de euros, 6,9 veces el beneficio operativo. Para 2018 la empresa espera reducir la deuda financiera neta a 4.630 millones de euros pero el beneficio operativo será inferior al de 2017, por lo que el ratio podría quedar en 6,7 veces.

Al precio actual de 22,7 €, el PER de las acciones de Enagás, en relación al beneficio por acción esperado en 2019, es de 11,95 veces.

Red Eléctrica

En su Plan Estratégico 2014-2019, Red Eléctrica proyectó un crecimiento medio del beneficio por acción de entre el 5 y el 6% anual y del dividendo del 7% anual (tomando como base el año 2013), cifras en las que me he basado para los datos estimados en la tabla.

Dado que en 2014-2017 el crecimiento medio del beneficio fue del 6% anual, he estimado un crecimiento medio del 4,3% en 2018-2019, lo que hace que la tasa media del quinquenio 2014-2019 sea del 5,5% anual.

El dividendo aumentó un 8,9% anual en 2014-2017, por lo que he ajustado el crecimiento esperado para 2018-2019 al 3,3% anual para que la tasa media del período 2014-2019 sea del 7% anual.

El pay-out esperado para 2019 está en torno al 73%, once puntos menos que el de Enagás.

Red Eléctrica está menos endeudada que Enagás, con una deuda financiera neta equivalente a 5,4 veces su beneficio operativo. Ver Los riesgos de Red Eléctrica.

Al precio actual de 16,5 €, el PER de las acciones, en relación al beneficio por acción esperado en 2019, es de 12,16 veces, muy similar al de Enagás.

 

Cuando decían que el petróleo no levantaría cabeza y su precio se multiplicó por 10

El 20 de noviembre de 1998 el diario Expansión publicaba un artículo del International Herald Tribune titulado Los precios del petróleo no han tocado fondo. El barril (159 litros) de Brent estaba a 11,69 $, tras haberse desplomado un 18% en mes y medio.

En el artículo (reproducido a continuación) se decía que el Departamento de Energía de Estados Unidos predecía que “la crisis asiática mantendrá deprimidos los precios durante, al menos, una década, al reducir la demanda de la que hasta ahora ha sido la región de más rápido crecimiento del mundo“.

Un analista hablaba de la posibilidad de que el precio cayera a los 5 $ por barril porque “las presiones financieras impedirán a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) reducir lo bastante la producción de crudo como para eliminar las masivas reservas ahora en manos de la industria“.

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El 2 de febrero de 1999, el diario El País publicaba otro artículo bajo el título El petróleo no levantará cabeza en el que se recogían las opiniones de los analistas del sector sobre el futuro del petróleo. Estos coincidían en que “las mejoras productivas y la estrategia de Arabia Saudí aseguran un suministro barato durante los próximos años“.

La transformación tecnológica era uno de los factores clave que había hecho bajar los precios y que según las previsiones iba a mantenerlos bajos:

«Desde principios de los años ochenta, las mejoras tecnológicas han abaratado los procesos de extracción del crudo. Pierre Terzian [presidente de Petrostratégies] apunta cinco: Las perforaciones horizontales, los avances en la utilización de las técnicas sísmicas, la recuperación asistida, los avances en la perforación submarina y las posibilidades de utilizar crudos pesados. (…)

Asimismo, ahora es posible extraer crudo en el mar a profundidades cercanas a los 2.000 metros, contra apenas 200 o 300 hace unos años. La tendencia es poder hacerlo hasta un máximo de 3 .000 metros. Finalmente, nuevas técnicas de refinado permiten procesar crudos pesados aprovechando las refinerías para crudos ligeros a precios competitivos. Este último hecho, señala Terzian, “duplicaría las reservas de países como Venezuela”. Todas estas técnicas han producido un doble efecto. En primer lugar, las reservas mundiales de crudo suponen ya 40 años de consumo anual. Por otro, además de rebajar el coste de producción, definen un futuro dominado por un importante incremento de la oferta de petróleo.»

Otro grupo de explicaciones era de carácter político-económico:

«La estrategia de la monarquía saudí, según los analistas, está presidida por su interés en mantener el petróleo como recurso energético principal de la economía mundial y conservar su papel como principal suministrador. Arabia Saudí puede sostener una política de precios bajos, según Marjolaine Cour, economista del banco francés BNP, gracias “a sus numerosos activos financieros colocados en el exterior y por su fácil acceso al mercado internacional de deuda”.

Hasta la crisis asiática del verano de 1997, la posición relativa de Arabia Saudí en el mercado exportador de petróleo estuvo empeorando, hasta el punto de que países como Venezuela o Canadá le superaron como primeros vendedores de crudo a Estados Unidos. La respuesta del principal país del Golfo fue incrementar drásticamente la producción justo cuando crisis asiática redujo la demanda en unos 400.000 barriles diarios.»

Unas semanas después, el 25 de marzo de 1999, el mismo diario publicaba: El precio internacional del petróleo se estabiliza en torno a 14 dólares. En mes y medio la materia prima había subido un 16%. Un año más tarde, el precio alcanzó los 27 $ y en noviembre de 2000, los 32 $. En diciembre de 2001 bajó a los 18 $ pero a partir de ese momento inició una escalada hasta superar los 130 $ en julio de 2008.  En diciembre de ese mismo año, el precio se había desplomado a 41 $ pero en abril de 2011 volvió a los 125 $. En mayo de 2011 hubo una corrección hasta los 105 $ y Goldman Sachs dijo que no habría más caídas. Hoy el Brent está a 46 $ el barril.

Los análisis de 1999 fueron correctos, pues detectaron tendencias que hoy en día son una realidad. Sin embargo, no acertaron con los precios. Esto debe recordarnos que si bien es posible predecir tendencias, los precios son siempre la variable más imprevisible.

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