Comprar hoy con deuda o mañana con ahorros

Si te estás planteando adquirir un bien determinado que represente un desembolso elevado, por ejemplo un coche, ¿qué prefieres, comprarlo hoy con un préstamo o en el futuro cuando hayas reunido el capital necesario?

Suponiendo que ese bien te sería de mucha utilidad pero no es absolutamente necesario, se trata de un problema de preferencia temporal. Sin embargo, es un problema diferente al que nos plantea la disyuntiva entre alquilar o comprar una propiedad. En este último caso, podemos disfrutar de un hogar sin necesidad de comprarlo, mientras que en el caso de un vehículo el uso es más difícil de disasociar de la propiedad.

Tomemos como ejemplo un vehículo que cuesta 18.000 €. Supón que puedes comprarlo hoy con un préstamo bancario durante 5 años. El cuadro siguiente nos da la cuota mensual de acuerdo con el simulador del Banco Sabadell.

El tipo de interés nominal (TIN) es del 6,5% anual pero hay una comisión de apertura de 360 €, lo que hace que la TAE (tasa anual equivalente, el verdadero interés que pagas) sea del 7,6% anual. Es decir, con los intereses y las comisiones, la inversión total es de 21.491,34 €.

Si ahorras 300 € al mes durante cinco años y no obtienes ningún rendimiento de tu ahorro, al cabo de ese período podrás comprar el coche (300 € x 60 meses = 18.000 €) y te habrás ahorrado 3.491 de gastos financieros. ¿Crees que vale la pena?

Si además obtienes rendimientos del ahorro, ese importe puede ser mayor. Piensa en la cantidad que cambiaría tu preferencia temporal. Por ejemplo, ¿por 5.000 € estarías dispuesto a esperar?

Supón que la rentabilidad que obtienes del ahorro es del 8% anual. En tal caso necesitas ahorrar 256 € al mes para obtener un capital de 18.022 € al cabo de 5 años (he supuesto que las cantidades ahorradas se invierten al final de cada año, no cada mes).

El resultado se indica en la tabla siguiente.

En este caso, la cantidad total ahorrada seria de 15.360 €. El coche te habría costado ese dinero en vez de los 21.491 € del coste del préstamo, una diferencia de 6.131 €. ¿Crees que esa cantidad compensaría la espera?

Según Tony Seba, economista de Harvard, el vehículo privado es muy ineficiente porque lo tenemos aparcado el 96% del tiempo. Prevé que en un plazo de 20 años, el 95% de trayectos se hará con vehículos eléctricos, que en su mayoría ya no serán de propiedad sino que se usarán bajo demanda. Es posible, por tanto, que en el futuro ya no tendremos que destinar unos 300 € al mes a la compra de un vehículo, sin contar gastos de seguros, gasolina, reparaciones, etc., un dinero que podrá ser destinado a otros fines.

El problema de invertir a corto plazo es que la rentabilidad no está ni mucho menos garantizada. Si esta fuera negativa, nos encontraríamos con un capital inferior al ahorrado. Esta incertidumbre hace que muchas personas prefieran endeudarse antes que ahorrar. Por este motivo, el hecho de que la rentabilidad sin riesgo del ahorro sea tan reducida, incluso negativa como puede apreciarse en los rendimientos a corto plazo de la deuda pública española, incentiva la deuda y perjudica la cultura del ahorro.

Lo que un banquero aconsejó a un cliente que le preguntó qué hacer con sus ahorros

Un conocido mío que ronda la edad de la jubilación obtuvo recientemente 115.000 euros netos por la venta de su piso, tras liquidar la hipoteca. Entonces fue a ver al director de su sucursal bancaria, al que conoce desde hace décadas, y le preguntó qué le aconsejaba hacer con sus ahorros.

– Gásteselos – fue la respuesta del director.

La reacción del banquero, inmediata y sincera, estuvo motivada por la especial relación de confianza que le une con este cliente, y se olvidó por un momento de sus intereses profesionales.

Obviamente, a continuación matizó su respuesta pero esa única palabra, ese «gásteselos», fue temendamente significativa.

En primer lugar, nos dice que los bancos obtienen muy poco margen con los ahorros de sus clientes debido a unos tipos de interés cercanos a cero. De hecho, no saben qué hacer con el dinero porque no hay suficiente demanda solvente de crédito. Ganan más si el dinero circula por la economía, o sea si la gente se lo gasta, que si está depositado en el banco. El dinero que circula genera comisiones por uso de tarjetas de crédito, transferencias y servicios a clientes comerciales, actividades que además de generar ingresos recurrentes no están sujetas al mismo riesgo crediticio que los préstamos. Por otro lado, a un banquero casi le da vergüenza ofrecer un 0,25% anual de rendimiento a sus clientes.

En segundo lugar, ese «gásteselos» nos recuerda la estrategia que están siguiendo los bancos centrales para ayudar a que los gobiernos vayan menguando poco a poco sus montañas de deuda: reducir el poder adquisitivo del dinero. En otras palabras, mantener tipos de interés por debajo de la inflación. No está sucediendo todavía exactamente así, pues en general el tipo de interés todavía está por encima de la inflación (que en algunos países, como España, incluso es negativa). Pero el objetivo es ayudar a las administraciones públicas a devolver menos de lo que les han prestado los ahorradores (cuando un ahorrador compra un título de deuda pública, en realidad está prestando dinero al Estado).

Así que si uno no se gasta su dinero y no logra un rendimiento que sea al menos igual a la inflación, el dinero va a valer cada vez menos. Lo que el director de la sucursal estaba diciendo era esto: su dinero vale más hoy que mañana, así que es mejor que se lo gaste.

La respuesta del banquero contenía mucho de análisis económico pero poco de consejo práctico. Está claro que el ahorro no se puede gastar aunque el dinero se deprecie. En realidad, la solución en este caso no es gastarse los ahorros sino, al contrario, gastar menos de lo que uno que podría permitirse, con objeto de compensar la previsible pérdida de poder adquisitivo. Pero esa es la solución que, en el fondo, menos interesa a los bancos y que, desde luego, menos interesa a los gobiernos. Estos necesitan que haya consumo para generar crecimiento económico y sobre todo para recaudar impuestos. ¿Qué impuestos van a cobrar sobre unos rendimientos del ahorro casi nulos?