Por qué no sube Telefónica

La Telefónica actual a 8 € es mejor empresa que la Telefónica de 2015, cuando llegó a cotizar a 14 €. ¿Cómo se explica esto?

El mercado tardó en reaccionar ante el claro deterioro de los estados financieros de Telefónica en 2014. Las cuentas de ese año hacían recomendable evitar las acciones desde principios de 2015. Aún así, estas subieron de los 11,92 € a que cerraron 2014 hasta los 14 € en agosto de 2015. Fue a partir de ese mes cuando empezaron a caer a plomo hasta alcanzar los 7,7 € en junio de 2016.

Es normal que el mercado reaccione con igual lentitud ante la mejoría de la situación financiera de la compañía en 2017 tras tres años consecutivos de empeoramiento, sobre todo teniendo en cuenta que esa mejora solo ha dejado a la empresa en una posición algo más favorable que la de 2014 en cuanto a ratios como la solvencia, la rentabilidad corporativa y el coste de la deuda.

El mercado necesita recuperar una confianza que ha quedado muy tocada tras los sucesivos errores de su anterior presidente, César Alierta, que manejó los hilos de la compañía entre julio de 2000 y abril de 2016. A pesar de su largo “reinado“, mi impresión es que Alierta nunca llegó a comprender cómo funcionan los mecanismos de la bolsa. En una conferencia de prensa de 2015 dijo no entender por qué los inversores compraban bonos con un interés del 2% y no compraban acciones de Telefónica con un rendimiento por dividendo del 8%. El mercado  entendía, en cambio, que un dividendo de 0,75 € con un beneficio por acción de 0,51 € no era un dividendo real y que además descapitalizaba una empresa ya muy endeudada y con una baja rentabilidad corporativa.

Alierta fue sustituido hace dos años por José María Alvarez-Pallete, quien entiende mucho mejor que el primero cómo crear valor para el accionista pero que solo acabó de liquidar la herencia de Alierta hace tan solo unos meses, en enero de este año, tras destituir a los últimos cuatro altos cargos nombrados por su antecesor.

JP Morgan Chase, el mayor banco de Estados Unidos, y otras grandes instituciones financieras como Goldman Sachs y Morgan Stanley valoraban la acción de Telefónica a 14 €  en enero de 2016, cuando la situación financiera de la empresa era aún peor que la de 2014. Cinco meses más tarde, la acción valía casi la mitad de ese precio. Goldman Sachs llegó a valorar Telefónica a 15,1 € en junio de 2015 (Invertia). No deja de ser curioso que en marzo de 2018, con una situación financiera mucho mejor que la de 2015, JP Morgan Chase deshiciese sus posiciones en el valor en torno a los 8 €. Morgan Stanley rebajó su precio objetivo a 10,5 € en agosto de 2017 y de Goldman Sachs no se tienen noticias desde que recomendara comprar en septiembre de 2017.

Esto nos recuerda que los analistas que mueven los mercados rara vez se miran los estados financieros de las empresas ya que de haber lo hecho, no habrían valorado Telefónica a 14 o 15 euros. Tras haberse pasado años recomendando las acciones, a saber en base a qué criterios, parece que ahora dan la espalda al valor. Pero la gran mayoría de inversores profesionales se basan principalmente en las recomendaciones de compra o venta de los bancos norteamericanos, británicos, franceses o suizos. Así, nos encontramos con que los gestores de fondos de inversión no se leen los informes anuales y se fían de quienes tampoco se los leen.

Por último, la acción de Telefónica ha estado inmersa en una tendencia bajista desde que alcanzara un máximo relativo de 10,60 € en marzo de 2017 y marcó un mínimo de 7,47 € el 14 de febrero de 2018. Un ciclo bajista suele extenderse unos catorce meses, o más según la dinámica del mismo, y a menudo nada puede alterar su curso. Los balances del primer semestre, que en principio se darán a conocer el 26 de julio, deberían continuar en la senda de la recuperación para que actúen como catalizador de las acciones.

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