Quienes creen que la bolsa es un mercado eficiente, creen que el precio de los activos refleja toda la información disponible y que por tanto no es posible invertir de manera que uno pueda obtener mayor rentabilidad de la que ofrecen los índices bursátiles de referencia. Esta postura la defendió, por ejemplo, Burton Malkiel en su clásico libro Un paseo aleatorio por Wall Street, en el que sostuvo la famosa afirmación de que un chimpancé con los ojos vendados podría hacer una cartera igual de buena que cualquier experto.
Esta tesis daría a entender que todas las acciones tienen el mismo potencial, de modo que es posible ganar lo mismo con acciones de alto riesgo que con acciones de empresas consolidadas. Esto contradice la relación rentabilidad-riesgo, o sea la idea de que para ganar más hay que arriesgar más, de modo que sostener que la bolsa es un mercado eficiente implica de algún modo negar que haya una relación entre el riesgo asumido y la rentabilidad obtenida como premio.
También sugiere que a pesar de que uno se concentre en las mejores empresas, no por ello será capaz de batir a un índice bursátil que está compuesto por todo tipo de empresas. La idea subyacente es que el precio de las mejores empresas ya refleja la superior calidad de estas, de manera que el inversor paga una «prima por calidad» que elimina cualquier posible ventaja.
Sin embargo, según el mismo razonamiento, se podría argumentar que la acciones de las mejores empresas son las más ariesgadas, pues precisamente su elevada calidad da lugar a precios sobrevalorados, lo cual facilita que cualquier pequeña noticia negativa o contratiempo que afecte a dichas entidades dará como resultado un desplome, tanto mayor cuanto mayor sea la altura alcanzada.
En contrapartida, las empresas en peor situación financiera tendrían el mayor potencial de ganancia, pues cualquier pequeña noticia positiva actuaría como palanca disparadora, en tanto que su precio, al reflejar condiciones muy adversas, parte de niveles muy bajos.
De este modo, la bolsa sería un mercado eficiente para las acciones de la mayoría de las empresas, es decir, aquellas que no están ni entre las mejores ni entre las peores, pero en el cual las mejores empresas tienen un potencial más reducido que la media y las peores empresas, el mayor potencial de ganancia. Así quedaría resuelta la contradicción antes comentada acerca de la relación rentabilidad-riesgo: las acciones de mayor calidad, al ser má seguras, serían menos rentables, mientras que las acciones más arriesgadas serían las que tendrían más potencial de revalorización.
Quienes así piensan, habrán visto avalada su tesis este año, pues las acciones de calidad efectivamente lo han hecho peor que la media del mercado.
Sin embargo, no es esto lo que suele ocurrir en el largo plazo. El simple hecho de seleccionar las quince empresas con mayor rentabilidad sobre su capital empleado ha permitido, en el caso del IBEX 35, obtener una ventaja de más del 5% anual sobre el índice de referencia en los últimos diez años. Si efectivamente la bolsa fuera un mercado eficiente, este resultado no habría sido posible.
Excelente artículo