Las lecciones del desplome de Volkswagen

VW3El 19 de septiembre, la agencia de protección del medio ambiente de Estados Unidos, la EPA, acusó a Volkswagen de haber instalado un programa informático que impedía detectar las emisiones de gases contaminantes en varios de sus modelos, que eran anunciados como respetuosos con el medio ambiente. Se especula con que la sanción podría costarle a la compañía alemana 37.500 dólares por vehículo, 18.000 millones de dólares en total, que es más de los cerca de 11.000 millones de euros que ganó en 2014. El lunes 21, las acciones del grupo automovilístico reaccionaron con una caída del 18,5% (de 162,4 € a 132,2 €).

Volkswagen es una de las empresas europeas que más ha aumentado el dividendo en los últimos 10 años: a un ritmo medio del 16,5% anual. Su precio ha pasado de los 33,35 € en diciembre de 2004 a los 184,65 € en diciembre de 2014.

Está claro que nadie podía prever la noticia pero hay un tema que se repite con cierta frecuencia en bolsa: las empresas muy endeudadas dan disgustos. Y dan disgustos porque una empresa muy endeudada tiene que luchar por su supervivencia y en ocasiones debe recurrir a métodos algo oscuros para lograrlo.

Desde 2008, año en que supuestamente se empezó a instalar el programa, el dividendo se ha multiplicado por 2,52 y la deuda lo ha hecho por 2,1. La pregunta que podemos hacernos es: si Volkswagen está tan endeudada, ¿cómo es que ha aumentado el dividendo a ese ritmo? Por ejemplo, podría haber aumentado el dividendo un 7% anual y haber destinado recursos a reducir su deuda. Esto hubiera sido más prudente y tal vez le hubiera evitado tener que recurrir a lo que ahora sabemos.

El caso es que Volkswagen está tan endeudada como Abengoa. El cociente entre la deuda financiera neta y el beneficio de explotación es de 9,15 veces para la compañía española (en junio de 2015) mientras que era de 9,96 para la compañía alemana (en diciembre de 2014). Hay una diferencia importante. Abengoa paga un coste (intereses y otros gastos) por su deuda del 8,55% mientras que Volkswagen paga solo un 1,82%. De aquí que el 92% del beneficio de explotación de Abengoa deba destinarse al pago de la deuda mientras que esa proporción es solo del 12% en el caso de Volkswagen. Sin embargo, esto no puede obviar el hecho de que ambas empresas deben lidiar con un volumen de deuda que no les facilita la vida.

El jueves anterior a la noticia, siete firmas de bolsa daban un precio medio de 225 € ( una plusvalía potencial del 35%) para las acciones de Volkswagen y cinco recomendaban comprar. Por ejemplo, JP Morgan Chase tenía un precio objetivo de 253 €. De hecho, las acciones tocaron los 262 € este año. No voy a discutir si las acciones van a volver o no a ese nivel pero creo que un inversor a largo plazo debe evitar compañías excesivamente endeudadas, por mucho que hayan aumentado su dividendo y por muy recomendadas que estén, por la razón que he comentado.

Un extenso análisis (en inglés) sobre las razones que llevaron a la empresa a manipular las emisiones contaminantes de sus vehículos puede encontrarse en este artículo: Volkswagen appaling clean diesel scandal, explained. En él se apunta la posibilidad de que la compañía no fuera capaz de fabricar vehículos diésel con el equilibrio ideal de potencia, economía de consumo y baja polución, al menos de una forma que fuera rentable. Precisamente el otro gran problema de la empresa es su baja rentabilidad.

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